La creencia de que es necesario ingerir más calorías en invierno por el frío es un mito, aseguran especialistas en nutrición, quienes explicaron que la cantidad de calorías no depende de la estación del año en la que estemos sino de la edad, el sexo, la contextura y la actividad física de cada persona.
Depende fundamentalmente del valor calórico que nuestro cuerpo necesite para desempeñar todas las actividades a lo largo del día, remarcan los nutricionistas.
Lo que sí pasa es que en invierno se necesita sentir más calor, que la comida sea más caliente, así se siente más gratificación. Por eso muchas veces las personas se aferran a eso para comer preparaciones más copiosas y calóricas, como los guisos o el chocolate, pero no es que uno tenga la necesidad de consumir más energía, insisten.
Es más: al incorporar (sin necesidad) alimentos más calóricos a nuestra dieta y disminuir la actividad, algo común en la época invernal, probablemente va a repercutir en un aumento de peso.
Por eso, los profesionales coinciden en la necesidad de mantener una alimentación saludable durante todo el año y remarcan que el frío no puede ser motivo para dejar de comer dos grupos de alimentos que son muy importantes: las frutas y las verduras.
Al respecto, cabe destacar que en invierno los vegetales y frutas de estación son más ricos en vitamina C, que es lo que más necesitamos para este período, para protegernos contra el resfrío y la gripe. Entre los vegetales y frutas de estación se encuentran acelga, brócoli, espinaca, batata, papa, ajo, cebolla, puerro, calabaza, repollo, zapallo, mandarina, durazno, naranja, pomelo, limón, manzana y pera.
Si bien es recomendable consumirlos crudos para no perder sus nutrientes, en época invernal se pueden elaborar platos con vegetales rellenos, al vapor, grillados, al horno, en forma de budines o como croquetas. También se pueden realizar preparaciones calientes en guiso.
Otra clave para nuestra salud en invierno es seguir tomando dos litros de agua por día, por más que se tomen más infusiones calientes en esta época para paliar el frío: la hidratación siempre la proporciona el agua, y hay que tomarla aunque uno no tenga sed.
¿De dónde viene el mito?
La creencia de que necesitamos más calorías por el solo hecho de que hace frío podría venir de épocas muy antiguas en las que la temperatura corporal se mantenía a expensas de los alimentos porque no existían las formas de obtener calor que tenemos hoy, mediante abrigos térmicos o artefactos de calefacción. Esto, de alguna manera, quedó impreso en nuestra memoria genética y, por lo tanto, tendemos a repetir ese comportamiento.









