En mayo se corrió en la ciudad de San Vicente la carrera de Trail De buena Madera, donde en medio de saltos, monte y pura vegetación los participantes disfrutan del recorrido corriendo y en muchos casos compartiendo con amigos como lo hice yo.
Cuando hace unos meses comencé a deslizarle a Vanesa Díaz Ibáñez la idea de que esta podía ser su primera carrera, sin dudarlo por menos de unos segundos me dijo: “Sí, vamos a hacerlo” y así de no correr una cuadra pudo cumplir con su objetivo de llegar a los 10 km en puro monte misionero.
Y aunque tal vez crean que ella me tiene que agradecer por haberla impulsado, soy yo la que sentí una profunda felicidad y muchas emociones hermosas que ella me regaló esa mañana.
Vale la pena que la conozcan porque es una persona con un espíritu inmenso, que la hace muy poderosa.
A los 33 años le diagnosticaron un tumor que la hizo pasar por muchas operaciones, quimios, rayos y tratamientos que la acompañaron años en su rutina.
Cuando todo pasó, una vez más esta enfermedad tocó su puerta, esta vez metástasis. Y la pregunta fue: “¿y ahora qué? ¿por qué más?”. Sin dudarlo un segundo se dedicó a sanar su ser más profundo y con la fuerza la caracteriza puso sus energías en vivir al máximo el día a día.
Ella me demostró:
Que no hay pruebas imposibles
Que siempre es bueno sonreír y agradecer
Que cada día es una nueva oportunidad
Que un espíritu a prueba de obstáculos, nos hace invencibles
Que podemos aprender del dolor para hacernos más fuertes y poderosos
Mi amiga Vanesa, amiga maestra de la vida, sin quejas sólo con una gran sonrisa viviendo la vida con todos sus matices, sin miedos siempre hacia adelante.