Diana Romero es una hermosa dama, quien detrás de su sonrisa dulce esconde en realidad una poderosa mujer que supo sacar fuerzas de lo más profundo de su corazón y salir adelante.
Hace cuatro años Diana sufrió un accidente cerebro vascular, un ACV isquémico, también conocido como trombosis o embolia cerebral. Para entender mejor, este tipo de accidente cerebro vascular sucede cuando el suministro de sangre al cerebro se ve interrumpido, ocurre repentinamente y puede provocar debilidad y pérdida inmediata de la sensibilidad, generalmente en un lado del cuerpo, también puede afectar el habla, la visión, la memoria y las emociones.
A partir de ese momento Diana comienza rehabilitación para recuperar el equilibrio que se vio afectado por dicha causa. Muchas veces quiso darse por vencida, pero se aferró con todas sus fuerzas al amor de su familia y a Dios. Estaba en otra provincia por cuestiones laborales y estar lejos de sus afectos hizo que la recuperación le costara un poquito más. Pero un día, ya recuperada volvió a su tierra natal, Misiones, y con eso cerró ese capítulo en su vida, para poder hoy día contar esta historia y dar fuerzas y aliento a los que padecen algo así.
Una de las terapias más importantes que hizo que le ayudaron a encontrar nuevamente su eje fue la pintura y describe la sensación que le produce: “como un alivio al alma”, y tomó como frase de cabecera: “el arte sana el alma”.
Colores vibrantes la definen, mucha luz en sus obras, temas relacionados con la provincia o también pintar mujeres, quizás para recordarse a ella misma que está viva, que está bien y que tiene toda una vida por delante.
En su lista de planes están en el primer lugar su familia, y entre otras cosas importantes unos de los ítems es nunca soltar los pinceles.
La vorágine de la vida nos consume día a día, estamos tan ocupados tratando de llevar adelante el trabajo, la casa, la familia que simplemente nos olvidaos de vivir. Sentimos esa sensación en la que cada día sobrevivimos y no vivimos. Hasta que un día, el cuerpo nos pasa factura porque esta máquina de carne y hueso que habitamos se desgasta, se bloquea y finalmente se rompe.
Por eso es tan importante hacer lo que nos gusta, regalarle al alma unos momentos de pasión para aliviar el cuerpo. Pintar es lo que elige Diana y quiso compartir esta historia con ustedes para recordarles que están vivos y simplemente eso, que no se olviden de vivir.