No existen estudios psicológicos serios publicados sobre este comportamiento, sí de la fobia que sienten quienes se ven encerrados, pero ese es otro padecer que no se corresponde con lo que nos compete. Alguna vez, ¿te hiciste una selfie en el ascensor?, ¿estabas solo, sola o con alguien más?, ¿cómo te sentiste?
El Sombrerero de Alicia en el País de las Maravillas nos recuerda: “Creo que sí, que has perdido la cabeza, estás completamente loco. Pero te diré un secreto: las mejores personas lo están”, entonces vamos a ver qué sienten o por qué se hicieron o se harían una foto en el ascensor. ¿Se creerán locos?
Una de las teorías que respondería a por qué tomarnos fotos en un ascensor tiene que ver con los espejos, pues están por todos lados, se nos verá desde casi todos los ángulos, así que si llevamos mochila puesta también la verán.
Si vamos a los cuentos, también el espejo fue considerado como símbolo del conocimiento, de la verdad y de la “claridad”, ya lo confirmaba en Blancanieves con la malvada reina mostrando los poderes de su espejo. Y da un poco de miedito preguntarle justo al del ascensor: “¿quién es la más linda?”, o lindo. Mejor lo hago en el de casa.
Según el Feng Shui, bien ubicado sirve para recuperar zonas ausentes, activar sectores débiles, disimular formas agresivas, ampliar espacios reducidos, multiplicar simbología propicia, desviar energía y es útil para que la persona que se halla de espaldas a la puerta pueda ver reflejado a cualquier intruso..
En ascensores, los espejos tienen varias razones, una es por seguridad para detectar robos y la otra que nos importa más tiene que ver con claustrofobia, así esa caja simula ser más amplia y ayuda a quienes temen el encierro, reduce el malestar.
Solos: Me veo, te veo, nos miramos
Un dato importante de las selfies o fotos tomadas en el ascensor es que “estamos solos”, pero al mismo tiempo nos sentimos incómodos algo que nos lleva a enfrentar-nos y para alivianar o distendernos durante esos minutos del viaje por qué no entretenernos con caras, probar poses y hasta divertirnos con amigos si es que no vamos tan solos.
Esa intimidad que nos ofrece la caja “mágica” también invita a los enamorados a darse un abrazo, besarse y algunos llegaron a detenerlo para ir más allá. Aclaramos que quienes planeen hacer algo inadecuado, entre los espejos, en algún lugar hay una cámara que registra los movimientos de los pasajeros.
A lo que vamos, sin apellidos para no romper la magia del enigma, quién nunca se tomó una foto en el ascensor fue Silvia, bella mujer que sí tiene muchas en diferentes momentos y lugares, pero nos dijo: “Nunca me hice, no le veo la gracia”, tajante en su respuesta.
Sin embargo a Gabriela le da mucha vergüenza, “incluso mirarme en el espejo del ascensor. Cuando me siento ‘gordita’ no me gusta torturarme (jaja)”. Acá ingresamos a un mundo de la reflexión sin máscaras, tal cual se siente. Para dar pie a Alejandra, que a la pregunta: “¿Te hiciste fotos en el ascensor?” y respondió: “¡Sí! Me gusta verme cómo voy a enfrentar el mundo. Creo que la foto en el ascensor es súper frívola, narcisista. En mi caso me las hago para mí y luego las borro. Es para mirarme, me gusto y salgo a enfrentarlo (por el mundo), con el autoestima bien ¡alta! Por eso creo que es frívolo y a la vez es de autoayuda. Es el último momento con mi imagen, con mi reflejo”, y todo lleva a otra reflexión, pregunta: “¿Es algo complejo no?, tiene muchos enfoques”.
Claro que sí, tiene varios enfoques ese momento selfie como el de Verónica con su hijo, “Nos la hicimos en un momento justo que estábamos pasando de tristeza, Tomás la subió y escribió: ‘con ella todo se puede’. Creo que atrae porque es un lugar íntimo. Estamos solos y nadie nos ve. La luz siempre favorece y nos animamos a ser nosotros mismos. A todos los chicos les encantaba sacarse fotos en el ascensor”.
Creo que vamos a otra dimensión, la del Ser, descubriendo qué hay más allá de una selfie en el ascensor, aunque algunos aprovechen el escenario como Camila, “sin pensar demasiado digo que me encanta sacar fotos en general y esas un poco te ‘entrenan’ la vista a la hora de identificar una buena iluminación de un ambiente y lugares con espejos grandes como en los ascensores siempre disponen de una excelente iluminación para fotografiar. Creo que es por eso más que nada. En el resultado final veo que se obtienen buenos resultados en la composición, la buena iluminación es clave la luz en la fotografía”, ella reconoce que “son fotos muy informales y espontáneas, sin ningún tipo de fin artístico ni mucho menos, como lo sería una foto con una cámara o en un paisaje o lugar que transmita algún tipo de sensación o emoción”.
Claro que si Camila le da un uso para perfeccionar su arte, miren con qué se encontró Mónica: “Estaba con Arturo (su esposo), nos vimos al espejo y nos gustó lo que vimos. Saqué el ‘celu’ y tomé la foto. Tenía un mes seguramente de embarazo de Thiago. Y nada, fue vernos ahí juntos y proyectar. Casi nunca saco fotos ahí, sí me peino y me miro en los espejos”.
Solamente faltaba una sensación más, vivir la experiencia. María se sometió a la prueba y esto es lo que sintió: “Hacerme una foto en el ascensor me produjo una gran alegría. El ascensor siempre me lleva a algún lugar, en mi caso me lleva a la cochera a tomar el auto, lo que implica que voy a algún lado, a hacer mi trabajo que me encanta; y también me gusta encontrarme con gente, el tema de saludar, compartir una charla. Hacerme la foto fue como un viaje, como ir a un lugar donde quiero estar. Tal vez junto a mis hijos. Primero me hizo estar sociable y sonriente, y también me sentí un poco triste al recordar dónde quiero estar, pero a la vez me puso creativa porque me puse colores que me levantan el ánimo y me permitió soñar un poco”.
El espacio pequeño, la falta de aire, la incapacidad de ver lo que sucede afuera, el tiempo de segundos o minutos pueden ser interminables o no ser nada. Infinidad de vivencias. Y vos hoy o en la semana, si te toca subirte a un ascensor, ¿probarás una selfie?, ¿te mirarás?
* N. de la R.: Por cuestiones de logística los varones tendrán otro momento para compartir. Claro que ya pueden reflexionar basados en sus propias experiencias. ¿Nos las comparten?