Sin embargo, la sensación de descalabro económico y financiero es tan generalizada que las expectativas casi que duplican la pauta oficial de 29% por lo que las paritarias van en ese sentido. Intentan los gremios, la mayoría de ellos, que la recomposición no sea consumida tan rápidamente por los precios.
Así las cosas, con el aumento de 35% del Salario Mínimo Vital y Móvil acordado el martes y la suba salarial del 32% conseguida por el Sindicato de Empleados de Comercio, quedó definitivamente sepultada la pauta salarial que intentó instalar Martín Guzmán a principios de este año.
Su intento de alinear la suba de los sueldos con su meta inflacionaria casi que nació sin expectativas de éxito. Y es que, a la luz de los últimos acuerdos paritarios pasaron, todos entienden que la proyección estatal quedará muy por debajo de lo que ocurrirá con precios y tarifas en lo que queda de este año… que aún es mucho.
La certeza del monumental yerro oficial plasmado en el Presupuesto 2021 quedó al desnudo con el dato de inflación de marzo. Ese 4,8% hizo volar por los aires la convergencia gubernamental que terminaba con 29% a fines de 2021.
La historia ahora pasa por saber cuán equivocado era el dato del Gobierno. Y no se trata nada más que de enrostrar un dato estadístico. El problema es que con cada punto por encima de la proyección, miles de familias se hunden en la pobreza, al tiempo que otras miles caen en la indigencia.
El proceso se agrava frente a la inexistencia de una agenda de desarrollo mientras la crisis pandémica parece agotarse en una pelea política en el centro del país.