Hoy les comparto algo que resulta muy interesante a la hora de entender científicamente por qué es mejor apostar a la gratitud, a sentir gratitud y no enojos ni quejas. Está comprobado cómo funciona o como responde nuestro cerebro a ciertos pensamientos y sentimientos.
La neurociencia explica el poder de la Gratitud en nuestro cuerpo. Cuando generamos sentimientos de gratitud en nuestros pensamientos activamos el sistema de recompensa del cerebro, localizada en un área llamada: Núcleo Accubens. Este sistema es responsable de las sensaciones de bienestar y placer en nuestro cuerpo.
Cuando el cerebro identifica que algo bueno sucede, que existen cosas en nuestra vida que merecen reconocimiento y somos agradecidos por eso, ocurre liberación de dopamina, un importante neurotransmisor que aumenta la sensación de placer. Por eso, las personas que manifiestan gratitud viven en niveles elevados de emociones positivas, satisfacción con la vida, vitalidad y optimismo. Por este motivo la gratitud debe ser construida por nuestro pensamiento.
Por la vía neural, la gratitud estimula las vías cerebrales para la liberación de otra hormona llamada oxitocina. La oxitocina estimula el afecto, trae tranquilidad, reduce la ansiedad, el miedo y la fobia. Ejercitar el sentimiento de gratitud disuelve el miedo, la angustia y los sentimientos de rabia. Ayuda por tanto a controlar los estados mentales tóxicos.
Nuestro cerebro no es capaz de sentir al mismo tiempo gratitud y angustia. Esto significa que somos nosotros quienes elegimos qué sentir. La sugerencia desde la neurociencia es: Inicia tus días con una actitud positiva y deja que se convierta en un hábito de vida. Te deseo bendiciones para tu vida.