Cuando el presidente Alberto Fernández aplica mayores restricciones a las actividades económicas y sociales; y en Misiones piden “cuidar la curva epidemiológica”, los usuarios del transporte público de pasajeros denuncian que se siguen exponiendo cada vez más en el recrudecimiento de la pandemia de COVID-19 ante la falta de frecuencias y los colectivos sobrecargados.
Miriam Amarilla es presidenta de la comisión del barrio Los Álamos de Itaembé Miní, en Posadas. Recordó las múltiples notas y la juntada de firmas que realizaron en distintos barrios para no tener que viajar más “como ganado” desde el año pasado, sin tener respuestas.
“Hasta ahora viajamos como 200 parados y es una vergüenza. Hay muchas restricciones con los restaurantes, se cierran escuelas pero ¿en los colectivos no nos contagiamos?”, se preguntó la dirigente barrial en una entrevista con el canal M4.
La mujer, que puso su voz a los reclamos que se multiplican en redes sociales para ver si son escuchadas, recordó la movida que vienen haciendo desde hace casi un año, sin siquiera haber sido recibidos.
“Los presidentes barriales nos sentimos un poco solos, no somos acompañados por los funcionarios. El año pasado, cuando empeoró el tema de la pandemia en mayo hasta septiembre, estuvimos presentando notas al Concejo Deliberante, al Intendente, al Gobernador, a Movilidad Urbana de la Municipalidad. Las notas de reclamos fueron con firmas de varios presidentes de comisiones vecinales de Posadas y se juntaron alrededor de 7.500 firmas -2.500 primero y luego 5 mil- que acompañaron estas notas. Pero hasta la fecha no hemos tenido respuestas positivas, seguimos viajando ‘como ganado’. No sé si el virus en el transporte no está. No entendemos por qué los funcionarios hacen caso omiso a nuestros reclamos”, sostuvo Amarilla.
Pedido de más frecuencias
La presidenta de la comisión barrial se quejó porque “nos piden un esfuerzo todos los días, realmente pensé que con las clases presenciales iban a mejorar un poco, pero sigue todo igual y nadie controla”.
Puso énfasis en un reclamo: “Pedimos más frecuencias, el llamado a licitación para que abran la cancha y otras empresas puedan entrar a los barrios porque deberían tener la misma oportunidad de trabajar. Si Casimiro que es la empresa monopólica en nuestro barrio no está cumpliendo con los usuarios y las frecuencias, deberían poder entrar otras. Pero no tuvimos ni siquiera una respuesta”.
Sobre el tema, reveló que “Casimiro te pone unos días unas frecuencias más y después las quita, te quedás en las paradas esperando el colectivo para ir al centro. No entendemos por qué las ponen y después las sacan. En el caso de Las Lomas, tenemos el 90 cada hora u hora y media. Pareciera que vivimos en la jungla o en el campo. Te lleva a Quaranta y después tenés que esperar. Te lleva prácticamente dos horas poder llegar a un lugar”.
Recordó que “al principio, cuando nos mudamos a Itaembé Miní, donde vivo hace 20 años en Las Lomas, ingresó algunos días el 28 de Bencivenga pero no sabemos qué problemas hubo con Casimiro que no le gustó que entrara y ya no anduvo más. Acá hay muchos usuarios y creemos que con Bencivenga podríamos satisfacer nuestras necesidades. Los colectivos de Bencivenga tienen aire acondicionado, son unidades nuevas y ofrecen otra cosa. (El Grupo Z) en los barrios donde entran, mandan unidades que son para viajar”.
Sanitización: “Es un chiste”
Miriam Amarilla afirmó que “en Transferencia no hay controles. Hablan de la sanitización pero es un chiste lo que hay. Entra un muchacho con un trapito y limpia el pasamanos. No hay una sanitización verdadera, es un chiste el cuidado que hacen los funcionarios de nosotros”.
Agregó que “si te vas a la estación de Quaranta no hay control. Los organismos de control parecen que están de vacaciones, no nos respondieron las notas hasta la fecha ni mejoraron los servicios. No vemos mejoras hasta la fecha, seguimos como antes: expuestos diariamente en nuestras vidas para ir a trabajar, para ir al doctor porque en los barrios alejados no tenemos otra opción que ir en colectivo. Hay muchas personas sin auto y otro medio de movilidad. Por las noches no tenemos otra opción, por ejemplo, para ir al Hospital Madariaga”.
Amarilla anticipó que seguirán haciendo visible este problema. “En el fondo sabemos qué pasa, porque Casimiro moviliza a la gente en las elecciones, a la gente de cooperativas que van a limpiar a los barrios y otros arreglos que desconocemos. Pero el que paga siempre los platos rotos es el usuario. Ya que cobra tres subsidios, no es poca plata y seguramente vamos a tener otro aumento del boleto, por eso pienso que el servicio de colectivos (debe ser) según las necesidades verdaderas de los usuarios”, cuestionó. Finalmente dijo que “nunca se pensó en el usuario y esto es desde hace muchos años”.