Desde la ciudad del amor y de las luces, el cineasta y escritor, Maximiliano Barrientos recuerda las Pascuas en su tierra natal, Misiones: “Para mí eran lo mejor de mi vida, no había nada igual y no porque fueran perfectas o llenas de huevos de Pascuas, era todo lo contrario”.
Maxi nació y creció en Posadas y “como muchos niños misioneros yo era pobre, extremadamente pobre diría, ya saben: casa hecha con tablones pintados con pintura al agua, piso de tierra en el patio y por dentro gris y frío. El manto del invierno te despertaba en Pascuas”.
Sin embargo, el aroma de la chipa se abría paso en la niebla y “te sacaba de la cama de un salto, eso era todo para mí, un instante de felicidad eterna se anidaba en mi mente cuando tenía una chipa en mis manos. En casa sólo había un huevo de Pascuas y no de los que tenían sorpresa adentro, esos eran sueños muy elevados para mí, lo máximo que llegué a tener en mi vida fue un huevo de Toys, lo amé por siempre”.
Hoy, lejos de casa Maxi se abre pasó en Europa vendiendo chipas, sopa paraguaya, alfajores y cuadros de chocolate en los cuales vuelca su lado artístico, siempre inspirado en Vincent Van Gogh, su artista preferido. Y como las Pascuas son una fecha importante para él “preparé un menú amplio de chipas, huevos de Pascuas y chocolate confinados. Estoy tratando de ganar un poco más y salir adelante, así como lo hacen los argentinos y paraguayos chiperos en Semana Santa”.
Este momento significa una gran oportunidad “para ganar dinero y clientes con nuevas ventas, sobre todo con chipas. En cuanto a los huevos de Pascuas hay mucha competencia y tengo que destacarme”.
En Francia, conocida como “la tierra del chocolate” no es sencillo destacarse. “En un principio tenía mis miedos de gastar mis ahorros en fabricar huevos de Pascua, además los instrumentos para trabajar el chocolate como las pinturas que se usan son extremadamente costosas, un pote de pintura para chocolate puede costar 24 euros. Pero cambié mi postura y decidí arriesgarme apostando una carta fuerte; el arte en chocolate”.
Entonces Maxi comenzó a hacer las piezas de arte, todas totalmente comestibles. Y pronto “algunos artistas y dueños de galerías en el corazón de París como Trocadero me pidieron que hiciera algo de chocolate para sus vidrieras en estas Pascuas”.
El proceso de la elaboración es muy delicado ya que algunos huevos llevan pintura metálica comestible. Pero, ¿qué tiene de especial un huevo de Pascua del Chipero pero de París? “En ellos puedo contar historias y representar el arte a un nivel más elevado, los clientes crecen cada día con más pedidos de huevos decorados y huevos personalizados, como un huevo de Van Gogh valuado en 50 euros”.
Maxi llegó a Europa a comienzos del 2020, él perseguía un sueño: hacer cine a nivel internacional y no dudó en dejar atrás su vida en Posadas para filmar un cortometraje en Inglaterra. Sin embargo, la pandemia lo dejó varado en Londres; sin trabajo tuvo que vender su equipo de filmación para poder comer y pagar el alquiler. En sus bolsillos sólo tenía 850 euros, dinero que se esfumó por el alto costo de vida inglés y terminó en la calle, comiendo de la basura.
De pronto, cuando todo parecía no tener solución y planificaba el regreso a la Argentina, se le presentó una oportunidad para volver a empezar: cruzó a Francia, se instaló en la casa de unos amigos y con 15 euros comenzó a vender chipas en la Torre Eiffel. Su historia fue contada por primera vez en PRIMERA EDICIÓN y llegó a medios nacionales e internacionales.
Hoy “me encuentro viviendo de la venta de chipas y alfajores con un catálogo artístico: las chipas en formas de rosa o de la Torre Eiffel. También vendo alfajores de chocolate decorados con diferente temática y cuadros de pinturas famosas, todo comestible hecho de chocolate, planeo hacer unos 40 cuadros de Van Gogh y venderlos para financiar mi película en París”.
De día vende chipas y por las noches es un cineasta que escribe el guion de su propia historia: “Así es, estoy escribiendo mi experiencia actual para la producción de una película documental de Netflix, hay mucho contenido del Chipero de París y a algunos productores de cine les interesó esta historia de drama y coraje, basado en hechos reales”.