Un cazador que mutiló a una puma en el Parque Nacional Lihué Calel deberá pagar una “cuota alimentaria” de por vida. En un “acuerdo de reparación” avalado por la Justicia, el productor agropecuario Sergio Neubauer debe depositar una suma mensual de 4.000 pesos, ajustable cada seis meses.
El animal, llamado “Unelén”, de uno a tres años de vida, perdió una pierna en una trampa y por primera vez un caso de violencia en perjuicio de un animal de la fauna silvestre obtiene un resarcimiento económico.
Cuando la encontraron los brigadistas del lugar, la puma estaba agotada y colgada de un alambre colindante entre el predio del parque y un campo vecino. Hacía horas que saltaba de un lado al otro, intentando escapar. Una de sus patas delanteras quedó aprisionada y triturada por los feroces dientes de una trampa “de oso” o “leonera”.
Los brigadistas del parque nacional la conocían dado que había sido vista varias veces por las cámaras del espacio protegido de 32.500 hectáreas. Hoy, la puma se recupera en una reserva de fauna de Córdoba.
Precedente judicial
La puma “Unelén” sentó jurisprudencia: por primera vez un caso de violencia en perjuicio de un animal de la fauna silvestre (delito penal en Argentina, tipificado en la ley 22.421), obtuvo un resarcimiento económico. Su cazador debe abonar una cuota para su manutención mientras viva (estiman que pueden ser 15 a 20 años más).
En un “acuerdo de reparación” avalado por la Justicia, el productor agropecuario Sergio Neubauer debe depositar una suma mensual de 4.000 pesos, ajustable cada seis meses. Con ese monto, se cubre parte de los gastos en alimentación. A su vez, debe aportar material de concientización y educación ambiental.
En su defensa, dijo que la trampa tenía como finalidad un jabalí, cuya caza está liberada, para preservar su ganado vacuno.
Pese a que su uso está prohibido, aseguran que este tipo de trampas se consigue en cualquier ferretería. Además, podría haber lesionado a alguno de los trabajadores del parque o a cualquier persona que pasara por allí.
El incumplimiento del pago desencadenará la continuidad de la causa judicial, que podría terminar con un fallo que ordene la cárcel, informó Viviana Antoci, intendenta del Parque Nacional y encargada de impulsar la demanda penal. “Sienta un precedente legal para posibles luchas posteriores”, dijo en diálogo con el diario La Voz del Interior.
En paralelo, se inició una demanda civil, aún en proceso, que podría condenar al pago de una multa que al menos permita recuperar parte de los 300 mil pesos de los gastos operativos que se destinaron al rescate y recuperación de la puma.
Antoci sostuvo que este caso extremo debería ayudar a modificar la mirada negativa hacia el puma en ciertos sectores. “Los campos cercanos tienen vacas, cuyo depredador principal no es el puma“, apuntó.
El rescate
“Unelén” fue hallada el 16 de mayo pasado, en plena pandemia del coronavirus y de inmediato se activó su rescate. Estaba herida por la “mordedura” de la trampa y su instinto frustrado de huir la había lastimado aún más. La durmieron, le quitaron la trampa y le realizaron la primera amputación, de parte de la mano derecha, en un “quirófano” al aire libre.
“Dudábamos de que pasara la noche”, recordó Antoci, quien acompañó todo el proceso. Pero “Unelén” demostró fortaleza.
Fue trasladada unos meses a la reserva Parque Luro y sometida a una nueva amputación, ya total de su pata lesionada. De esa forma evitarían una infección y la ayudarían a una mejor readaptación a la nueva vida, en cautiverio y con tres patas.
Mutilada, estaba condenada a no regresar al monte.
De La Pampa a Córdoba
En búsqueda de un lugar definitivo para su vida en cautiverio, apareció en el escenario Pumakawa, la reserva de animales de Villa Rumipal, en Córdoba, especializada en el manejo de grandes felinos, según dio a conocer la Voz del Interior.
El 31 de octubre llegó a Pumakawa, que sumó el integrante número 13 a su nutrida comunidad de pumas. “Está en un proceso de adaptación intenso, pasó de silvestre a cautiva y de entera a amputada. Aun se muestra muy retraída”, describió Kai Pacha, responsable de la asociación civil Pumakawa.
Estimó que tiene unos 3 o 4 años de edad. En cautiverio, la expectativa de vida supera los 20 años. “Nuestra responsabilidad con ella es de todo ese tiempo, el mismo compromiso para quien puso la trampa”, apuntó.
Aclaró que el costo, solo en alimentación, sin considerar veterinario y otros rubros, se acerca a los 25 mil pesos mensuales, muy superior a los 4 mil de la cuota que paga el sancionado, aunque valoró el convenio y el mensaje que encierra.
“Debe enseñarnos a tratar de convivir con la naturaleza, sino una trampa se vuelve en contra de quien la puso”, apuntó.
Fuente: La Voz del Interior