Una costumbre que comenzó a practicarse no hace mucho en las escuelas secundarias por alumnos del último año de cursada.
Cada comienzo del ciclo lectivo, muchos se preguntan qué es el UPD. Escuchan a sus hijos hablar del tema o ven la sigla en los medios asociada en general a noticias que hablan de excesos de todo tipo.
La celebración despierta polémica y preocupación por el consumo de alcohol y el estado en el que algunos chicos llegan a la escuela.
La idea del festejo consiste en reunirse con los compañeros del último año, en algunas ciudades disfrazarse, llevar aerosoles con espuma y cotillón, pintarse la cara y pasar la noche en vela para llegar a la escuela el Primer Último Día de clase sin dormir. Hay quienes alquilan colectivos y quintas, hasta padres que se ocupan de organizar todo para custodiar la juntada.
El rito se convirtió en un problema ya que en el UPD no puede faltar el consumo de alcohol, en algunas fiestas más o menos controladas por los padres.
Los docentes también han aceptado el hecho como algo casi “inmodificable”. Y no hay que obviar que algunas escuelas “hasta plantean estrategias para recibir a los chicos en el UPD con el fin de mitigar los efectos de la noche anterior de parranda, con desayunos, agua y actividades orientadas a mejorar la condición en la que llegarán los alumnos a clases”.
UPD: consejos para padres
1- Armar redes saludables entre los mismos padres para ayudarlos a tomar conciencia de los riesgos y para explicitarles que los estarán mirando para cuidarlos.
2- Coordinar instancias de reflexión, si es posible con participación de especialistas, para que los chicos comprendan las consecuencias del descontrol.
3- Animarse a hablar y sincerarse y buscar información suficiente y sólida para contrarrestar lo mucho que los chicos saben respecto de las sustancias.
4- Pensar estrategias para que las fiestas puedan ser seguras y no negociar lo innegociable, que es la salud y el cuidado de uno mismo y de los demás.
5- Designar padres responsables y con personalidad para que supervisen las diferentes instancias de la organización.
6- Detectar “líderes positivos” dentro del grupo y fortalecerlos para que puedan ellos también ayudar desde dentro del grupo.
Los festejos deben ser exactamente eso, una fiesta, y no una cornisa donde nuestros hijos hacen equilibrio.