Volver a empezar. Cuando ya no quedan fuerzas, cuando escasean las ganas. Ese es el secreto en el deporte. Y en la vida. Brian Brizuela (24) es el fiel reflejo de que una caída no es derrota. Primero fue una lesión la que lo alejó del tatami. Y sobrevino un golpe mucho más duro, la muerte de Renzo (22), su hermano y compañero en el deporte. Pero a Brian nada lo frenó y hoy, contra viento y marea, está de vuelta para darle pelea a la vida. Literalmente.
“Lo de mi hermano es algo muy difícil. Él era mi compañero, vivíamos juntos, entrenábamos juntos, hacíamos todo juntos. Gracias a Dios tengo a mis amigos, que me apoyan y me insistieron para que volviera a entrenar. Si ellos no estaban conmigo, no sé si iba a estar acá ahora”, confiesa Brian a EL DEPORTIVO, en plena recuperación anímica y deportiva.
El amor de Brian por el karate viene heredado de Pedro, su padre, quien le inculcó a toda la familia la pasión por ese arte marcial. Es por eso que Brian arrancó desde los 5 años en el tatami. Fue subcampeón sudamericano y panamericano en Juveniles, categoría en la que también fue primero en el ranking nacional, desde los 12 hasta los 17. Ya son 19 años con la disciplina, en la rama olímpica.
Sin embargo, la racha se cortó dos años atrás, con una lesión de ligamentos cruzados y meniscos de la rodilla izquierda. “Me tuve que operar y volví a entrenar allá por 2019, incluso participé en un Nacional con apenas una semana de entrenamientos y salí segundo, pero en enero del año pasado volví a sufrir una lesión que me dejó sin poder practicar hasta enero de este año”, contó Brian.
En medio de ese camino, sucedió lo de Renzo. El sábado 29 de agosto de 2020, el juvenil iba en moto a trabajar cuando sufrió un despiste que le costó la vida. Sucedió en el barrio Fátima, donde vive la familia Brizuela.
“Ese momento fue muy duro. Con él estábamos todo el día juntos. Por eso, decidí levantarme, reiniciar los entrenamientos y volver al lugar donde él alguna vez me vio. Vuelvo para honrar a mi hermano y su memoria. Esto es un homenaje para él”, deslizó Brian, emocionado, a EL DEPORTIVO.
El camino para superar la adversidad arrancó algunas semanas atrás y Brian va firme, paso a paso, con todo. “Estoy entrenando tres veces por semana en el CePARD, en lo físico, y además hago karate dos veces por semana. El objetivo es recuperar mi nivel, todo el ritmo que tenía antes, todo eso que Renzo vio y que sé que lo hacía feliz”, subrayó el karateca.
Si bien el calendario del taekwondo WT argentino aún no fue confirmado en razón de la pandemia de coronavirus, algunas fechas están dando vueltas y Brian se ilusiona con el regreso a la competencia de élite. “Mi objetivo es estar entre los tres primeros del ranking argentino en mi categoría, que es Mayores hasta 60 kilogramos. No va a ser para nada fácil, hay mucha competencia, pero sé que mi hermano me va a dar fuerzas para lograrlo”, se ilusiona.
Y si de soñar se trata, por qué no hacerlo a lo grande. “El sueño de estar en un Juego Olímpico siempre está presente… ¿qué deportista no quiere llegar a eso? Me gustaría ser el primer misionero en karate en llegar, pero se necesita mucho apoyo y entrenamiento. Pero el sueño siempre está”, cierra Brian, a la espera de que el 2021 le dé la posibilidad de cumplir sus sueños y el legado que le dejó Renzo.