Es esencial para la salud del organismo y también para conservar la piel joven y luminosa. La vitamina C o ácido ascórbico desempeña un papel antioxidante. De hecho, combate los radicales libres (moléculas asesinas de las células). Estimula la síntesis de colágeno y elastina, fibras que sostienen los tejidos y retrasan la aparición de arrugas y líneas de expresión.
Interviene como factor antiinfeccioso, hiperqueratosis y en los estados de enrojecimientos faciales. Fortalece los capilares sanguíneos, ayudando a la circulación de la sangre hacia el cuero cabelludo.
La pregunta que estarás haciéndose es ¿dónde se encuentra? En las frutas ácidas de los cítricos naranjas, mandarinas, pomelos, limones, en el repollo, kiwi, tomates con preferencia consumirlos crudos.
La investigación cosmética ha conseguido aislar y conservar la molécula de vitamina C, manteniendo intacta todas las propiedades para ponerlas a disposición de la piel. En forma de serum, crema, de discos sellados, en monodosis que se humedecen con agua y se frotan en el rostro.
También en forma de mousse hidratante rica en jugo de naranja, ayuda a la piel a renovarse y a verse muy suave y compacta.
¿Cómo nos protege del sol?, se la incluye en los productos post solares así nos protege de un envejecimiento temprano además de protegernos de las manchas, la deshidratación y estimula la producción de colágeno. Estos productos estan preparados para limitar el riesgo de alergias e intolerancias.
En los cambios de estación, en momentos de estrés o de convalecencia actúa como un reconstituyente. Entonces en cada mañana jugo de naranjas frutillas y limón. Para el rostro un cóctel de vitamina C, Ginseng y ginkgo biloba sería lo más indicado, ideal para pieles fatigadas.
una vez al día no sólo para hidratar sino para estimular la microcirculación.
También se encuentra en la carne, leche y huevos. La cuota diaria debe ser 75 a 100 miligramos o sea un cuarto de jugo de naranjas.