Invertir en ti mismo es la segunda propuesta de la serie Objetivo 2021, después de apartar lo tóxico. En estas fechas nos llegan todo tipo de promociones y ofertas, e incluso sacamos cuentas para emprender nuevos negocios en el año entrante.
Todo ello es correcto, pero tras meses confinados, trabajando desde casa o sometidos a situaciones estresantes por el COVID-19, muchos se han dado cuenta de que el desequilibrio se gestiona desde el autoconocimiento, a través de las herramientas del mindfulness y el liderazgo bambú. Todo el que vivía en modo “piloto automático”, relegándose a un segundo plano, ha sufrido más este complicado 2020.
Para referirse a las finanzas, el asesor australiano Paul Clitheroe propone: “Invierte en ti mismo. Tu carrera es el motor de tu riqueza”. Estoy de acuerdo, pero entendamos “carrera” no sólo como profesión u oficio, sino como el trayecto de toda la vida.
Invertir en nosotros mismos es marcarnos el propósito de descubrir y desplegar el extraordinario potencial que tenemos dentro. Voltear el foco hacia adentro, y desde allí observamos. Para hacerlo posible, debemos tomar conciencia de quiénes somos y qué queremos, y, además, estar dispuestos a romper con las creencias limitantes y los esquemas obsoletos.
Invertir, como expresión económica, es la acción de dedicar recursos materiales y energías a un propósito, con el interés de obtener rentabilidad. Pero la primera inversión debe ser en nosotros mismos, una auto-inversión que incluya tiempo y finanzas.
Pongámoslo a prueba: Identifica ahora mismo tres propósitos perso nales y determina cuánto has invertido en ti mismo para lograrlos. Es decir, qué cantidad de tiempo, energía, intención, dinero o ayuda has necesitado.
¿Qué habilidades personales has logrado descubrir en ti para alcanzar ese propósito? ¿En cuáles debes invertir más para perfeccionarlas?
Pero, ¡que la larga lista no te desanime! Llegar a estas conclusiones y darte cuenta del problema, es la parte más importante. Eso sí, no te quedes simplemente en el diagnóstico.