Corrientes y la región alcanzaban el 16 de septiembre de 2020 una distinción sin precedentes en su historia: la UNESCO declaró al chamamé “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, lo que genera una alegría y orgullo infinito en la “nación” chamamecera y en todos los sectores de la comunidad.
La concreción de semejante objetivo fue el resultado de un gran esfuerzo de largos años, compartido entre gobernantes y la sociedad civil, especialmente de los cultores de esta exquisita expresión.
Gabriel Romero, presidente del Instituto de Cultura de la Provincia de Corrientes, visiblemente conmovido y emocionado con la designación del chamamé como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo definía como “un bien que contempla la totalidad de las condiciones que se necesitan para alcanzar esta distinción, identifica a una comunidad, es transmisible de generación en generación, es un patrimonio vivo, vigente, se diferencia de otros ritmos porque abarca un gran territorio y habla de integración con Brasil, Paraguay y Uruguay, transmite un mensaje positivo, pregona el amor y respeto al paisaje, aborda el tema del amor y de la fraternidad, religiosidad, fortalece la diversidad cultural e integración”.
Más que solo música
La UNESCO es la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura, y es en su seno en la que se ha instaurado la selección y elección de aquellas expresiones que son declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, con el objetivo de darle un lugar preponderante a aquellas que forman parte de las tradiciones, que son manifestaciones vivas de nuestros antepasados y son transmitidas a los descendientes, artes de espectáculo, practicas relativas a la naturaleza y que fortalecen la diversidad cultural.
Con la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, adoptada por la Conferencia General de la Organización en su 32ª reunión, en octubre de 2003 que entró en vigencia el 20 de abril de 2006 se abrió una nueva fase en la protección de este patrimonio, que hace un año acogió al chamamé.
De esta forma se reconoce al ritmo litoraleño no solo como una danza o música, sino como una expresión cultural ancestral, que se ha transmitido generación por generación y que ha motorizado todo aquello que la UNESCO demanda para esta declaración.
Una señal de prestigio mundial
La declaración de “Patrimonio Cultural Inmaterial” no implica premio alguno económico, pero sí una señal de prestigio sin igual en el mundo, que le otorga un ámbito internacional excepcional a las Fiestas del Chamamé.