Cada palabra que pronunciamos, cada acto que realizamos, cada emoción que sentimos, no se pierde queda grabado en el éter, en la matrix, en el campo a modo de vibración, sonido, color.
Son más que palabras, son más que emociones, son mucho más que actos, son vibraciones que generan formas armónicas o desarmónicas a nuestro alrededor. A modo de vibración dan una nota, un sonido, una luz u oscuridad que nos envuelve, no desaparece, ya fue creado.
Con cada palabra emitida, con cada pensamiento no registrado conscientemente estamos creando nuestro mundo y como la energía sigue al pensamiento, con cada emisión de sonido, con cada palabra manifestada estamos creando y plasmando materia, le estamos dando forma, vida.
Sonido, color, vibración es lo que está en la no forma, eso es el mundo sutil, el cual al densificarse genera orden o confusión, de acuerdo al mundo interno de pensamientos y creencias del emisor.
Podemos crear sinfonías o podemos crear distorsión. Podemos hacer arte y maestría en la vida o una película de terror.
Por eso es tan importante -a través de la introspección-, ponernos en contacto con lo que también somos y no lo vemos, o no lo conocemos.
Todos tenemos un mundo interno formado por creencias, juicios de valores, pensamientos, estrategias, recuerdos, emociones. Revisar, limpiar y ordenar nuestros pensamientos y emociones es tan necesario como limpiar nuestro cuerpo y cuidar de la alimentación, ya que lo que no vemos crea lo que vemos. El interno se nos manifiesta afuera.
Con los cambios y el despertar de la conciencia se pone cada vez más de manifiesto que externo e interno forman parte de lo mimo, somos un todo. Luz y sombra que tenemos que integrar.
¿Acaso no vemos el brillo en la mirada de algunos y los ojos sin vida de otros? ¿Acaso no percibimos la buena atmósfera en algunos lugares o la tensión en otros?, ¿nos dimos cuenta que la misma planta florecen en algunos hogares y en otros muere?
La calidad de nuestros pensamientos, sentimientos y actos nos definen y define nuestro entorno.
Podemos observarnos y buscar ser mejores en pensamientos y acciones cada día o podemos vivir apartados de lo que nos habita desconociendo su existencia
Quizás más allá de juzgar los actos, creencias y pensamientos podríamos comenzar a ver la cualidad de la energía que nos habita. Todo se puede resumir en ir a favor, adaptándose a los cambios o resistir y sujetarse a estructuras que tienden a desarmarse y caer.
Más vida, más luz. Resistir genera dolor. Creo es este un momento de vivir plenamente en el presente, siendo consciente de cada pensamiento, pensamiento que deriva en acciones que traen consecuencia. Esto es un proceso, no es magia.
Vivir el hoy, habitarse en el presente es detenerse a mirar con conciencia nuestras vidas, aceptando las consecuencias de nuestros actos. No importa la edad cronológica. Si es importante el compromiso que tengamos con la vida….
Y vos… sos feliz!