Sabemos que más del 60 por ciento del cuerpo humano es agua. Además de para paliar la sed es necesaria para el funcionamiento de los órganos vitales y para conservar una piel hidratada, proporcionando turgencia y permitiendo los intercambios metabólicos.
Mejora la elasticidad de la piel
Es esencial para mantener una piel hidratada y suave. En la dermis se encuentra un reservorio de agua que le proporciona turgencia y permite los intercambios metabólicos.
Cuando no se ingiere suficiente agua, el organismo utilizará la que está contenida en la dermis para mantener el nivel de líquidos necesario en los órganos vitales dejando una piel deshidratada, lo que se traduce en un aspecto externo opaco y con falta de tonicidad.
Además, el agua es capaz de producir ciertos estímulos sobre la piel, actuando sobre los receptores cutáneos. Es decir, el simple hecho de sumergirse en el agua produce modificaciones en el organismo debido al factor de empuje y a la presión hidrostática; esto afecta a todos los órganos, aparatos y sistemas del organismo, incluida la piel que es el órgano receptor por excelencia de esta sustancia.
Ciertas técnicas de presión, como chorros y duchas, ayudan a estimular la piel y producen efectos vivificantes que harán que luzca mucho más saludable y tersa. Si además, el agua se aplica a diferentes temperaturas se obtienen efectos térmicos y tonificantes, especialmente cuando se aplican bajas temperaturas.
El agua fría es tonificante “por lo que su uso en la zona facial ayudará a tonificar los músculos, aunque no es garantía de firmeza. Si se usa en las extremidades, puede ayudar a mejorar los problemas de la microcirculación periférica por su efecto ligeramente vasoconstrictor”. El agua fría “es adecuada en problemas de várices en los que existe dilatación de los vasos”.
Ayuda a calmar irritaciones y otras alteraciones cutáneas
El agua posee efectos calmantes y ayuda a refrescar la piel en los días más calurosos o después de la exposición solar. El agua caliente es capaz de producir un efecto sedante sobre la piel.
“Si se aplica agua a temperatura parecida a la del cuerpo (entre 34 y 36º C) puede usarse en pulverización para calmar una piel irritada, mejor si es agua mineromedicinal o termal. También es beneficiosa su aplicación en infusión de manzanilla, melisa, etc”.
Además, algunas aguas termales son descongestivas, sobre todo las de baja mineralización, ricas en calcio y magnesio. Es por esto que frecuentemente se recomiendan en pieles con tendencia al enrojecimiento y la irritación.