Para unificar la cartelería, trabajar el ancho de calzada y la reducción de la velocidad, además de cuidar los aspectos paisajísticos y estéticos de la región del Teyú Cuaré, ingresó a la Legislatura misionera el proyecto “Ruta Escénica” sobre ese paraje.
“Se apunta a unir en una ruta, a modo de collar, los distintos atractivos que hay en la zona del Teyú Cuaré con los cuales Osununú está en relación”, explicó a PRIMERA EDICIÓN María Paula Bertolini, autora de la iniciativa que ya fue tomada por el Municipio de San Ignacio y actualmente se estudia en el Parlamento misionero.
“La ruta del Teyú Cuaré apunta a realzar los valores que ya tiene San Ignacio, es decir, los valores del área verde, y complementarlo con el atractivo de las Reducciones Jesuíticas, que de por sí atraen a mucha gente, y proponerle al visitante recorrer estos sitios del paraje. Para ello hay que unirlos de forma accesible y promover fundamentalmente el cuidado de la naturaleza”, expresó la mujer.
“En ese sentido, se apunta a cuidar los aspectos paisajísticos, brindar oportunidades de esparcimiento para la gente con la construcción de miradores, espacios para bicisendas y caminatas”, describió.
Bertolini, al frente de la reserva Osununú y a la vez coordinadora del Programa Selva y Pastizal de Fundación Temaikén, exhibió la propuesta, la cual fue rápidamente adoptada por esa Comuna a fin de promover acciones locales, contar con apoyo de la Provincia y sumar a los privados.
Con sus Reducciones Jesuíticas, San Ignacio es uno de los destinos más visitados de Misiones, por ello se quiere ampliar la oferta de recorrido.
“Los visitantes generalmente recorren las Reducciones, muchos provenientes de tours, y en general siguen su viaje, sin conocer otros atractivos naturales y culturales que tiene la localidad. Además, en nuestra ciudad existen otros valores históricos y culturales que pueden potenciarse y que están presentes en el Teyú Cuaré”, sostuvo Bertolini.
En peligro
El Teyú Cuaré, tiene características naturales, culturales y paisajísticas únicas, contó Bertolini.
“Está emplazado en una región geológicamente particular de la provincia, con restos de dunas fósiles, que hoy perduran en forma de suelos arenosos y cuya existencia sólo se da en este sitio y en el sudeste de la provincia de Misiones, en las localidades de Bonpland y también en el área de Concepción de la Sierra”, se explayó.
Según reseñó la ambientalista durante la charla, “los pastizales del paraje constituyen el único fragmento del Bioma Cerrado presente en la Argentina. Una de las especies presente es el Urunday blanco (Acosmium subelegans), que crece aislado o formando bosquecitos. En 2002 se lo declaró Monumento Natural Provincial mediante la Ley XVI-Nº 68”.
La mujer comentó también que otra especie es la palmerita enana o pindocito (Allagoptera campestris), protegida por el Decreto provincial 2.914/92.
“Esta composición del suelo junto con su topografía particular, caracterizada por la existencia de peñones con verticales paredones, originó una flora característica con 23 especies únicas para Argentina y 8 endémicas, es decir, es el único lugar del mundo donde están presentes”, explicó sobre su valor.
Estos pastizales naturales son especialmente susceptibles a las invasiones biológicas de plantas exóticas, especialmente gramíneas africanas (Cynodon plectostachyus, Urochloa repens, Melinis minutiflora, M. repens), todas las cuales ya se han naturalizado en este paraje y avanzan de manera más o menos vertiginosa sobre la vegetación natural.
Indicó Bertolini: “Estas invasiones, sumadas a modificaciones del terreno tales como redes de caminos y circuitos de rally y algunas actividades extractivas, han causado la extinción de la faz de la tierra de las últimas poblaciones de dos especies de plantas: la Begonia hassleri (Begoniaceae) y la Ipomoea lanuginosa (Convolvulaceae), las que no se han vuelto a encontrar desde hace 101 y 66 años respectivamente”, alertó.