Todos los recursos de la defensa de Martín Fernando Monzón (37) podrán ser expuestos a partir del miércoles 9 de diciembre en debate oral y público ante los tres camaristas integrantes del Tribunal Penal 2 de la Primera Circunscripción Judicial de la provincia.
La única vía legal, que le restaría al acusado de apuñalar y descuartizar a Horacelia Marasca (16) en agosto de 2015, para no sentarse en el banquillo de los acusados es que acepte un acuerdo de suspensión por juicio abreviado, pero con una pena no menor a la de prisión perpetua.
Monzón está acusado de “femicidio” (artículo 80 del Código Penal Argentino) y de acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, las pruebas y evidencias en su contra no le permitirían otra alternativa que la de defender su inocencia en la sala de audiencia de calle San Martín casi 25 de Mayo y contra las acusaciones del fiscal subrogante del TP-2, Martín Alejandro Rau.
El esperado juicio tiene seis jornadas pautadas para su desarrollo y el Tribunal Penal estará conformado por César Antonio Yaya, Gregorio Augusto Busse y Carlos Jorge Giménez.
De no mediar modificaciones, continuará como representante legal de Monzón, el defensor Oficial 4, Miguel Ángel Varela.
El tercer intento
La primera suspensión del debate oral se produjo en octubre de 2018 cuando el defensor oficial insistió ante el Superior Tribunal de Justicia con la utilización del pentotal sódico, conocido vulgarmente como “suero de la verdad”, para que el acusado declarara.
“En la Justicia nadie le cree a Monzón”, dijo en su momento Varela en una entrevista que concedió a este Diario.
Por eso, Varela, había solicitado al tribunal que se le tomara declaración al imputado bajo los efectos del “suero”, ya que supuestamente ese fármaco “impide que la persona mienta”.
Como el TP-2 no hizo lugar al requerimiento, Varela elevó el recurso al STJ, al considerar que se violaron garantías procesales. La presentación fue rechazada por el máximo escalón judicial misionero.
Formalmente, Martín Fernando Monzón será juzgado como presunto autor del delito de “homicidio calificado por la situación de convivencia preexistente”, delito que prevé una pena de prisión perpetua, es decir, 35 años de cárcel efectiva, en caso de ser encontrado culpable.
Vale recordar que el mismo planteo el defensor oficial lo sostiene desde la etapa de instrucción del expediente, a cargo del juez Ricardo Walter Balor (Instrucción 6), el primero de los magistrados en rechazar el pedido del “suero”.
Descuartizada
Tal como lo cronicó este Diario, el lunes 17 de agosto de 2015, Martín Monzón se presentó en la comisaría Séptima a denunciar la desaparición de Horacelia Marasca.
Lo que extrañó a los policías es que no llevó ninguna fotografía para que sea más fácil poder buscarla.
Dos días después la madre de Horacelia se presentó en la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional I a denunciar la desaparición de su hija.
En esta denuncia formal, la progenitora señaló como principal responsable y sospechoso de la ausencia de la menor a Martín Monzón con quien Horacelia había formado pareja.
El juez Ricardo Balor, con los primeros informes policiales en mano ordenó pericias en la vivienda de la chacra 150 y el horror comenzó a salir a la luz. Hallaron ropas de mujer y de hombre con manchas de sangre en un balde con lavandina. Pero también las pruebas del reactivo luminol exhibieron rastros compatibles con sangre en el piso, azulejos y demás elementos del baño.
Tras ser detenido, Monzón contó que “en una discusión y pelea”, Horacelia terminó con un cuchillo clavado en el tórax que le atravesó el pecho hasta llegar la columna vertebral. La llevó al baño, la desmembró, cargó las partes en bolsas y las transportó en el changuito de su bebé, mientras simulaba un paseo habitual.
Pocas horas después de su detención, los investigadores de la Dirección Homicidios y la Policía Científica hallaron restos del cadáver de la adolescente en varios puntos de la desembocadura en el río Paraná del arroyo Mártires, en costanera Oeste y en el cruce de López y Planes y Blas Parera.
Nunca se hallaron los miembros inferiores de la víctima y se cree que fueron los primeros restos que arrojó a la basura y que se perdieron en predio de Fachinal de tratamientos de residuos.