Al ir conociéndonos podemos saber qué cosas nos enojan y qué nos duelen, de esta manera podemos estar un poco más preparados para gestionar nuestras emociones.
Los ejercicios de respiración y relajación nos ayudan a observar nuestras emociones y evitar reaccionar ante todo parar sentir, observar y gestionar toda esa carga emocional para después contestar.
La autoobservación nos ayuda también a bajar la susceptibilidad y darnos cuenta de que a todos nos pasan cosas y así ser más comprensivos y tolerantes con el otro. Mientras estemos sólo reaccionando enojados no podemos pensar objetivamente y tampoco reflexionar.
Por eso, las herramientas que vamos aprendiendo en el camino del autoconocimiento nos ayudan a tener más opciones para ver una situación de diferentes maneras y por supuesto a tener varias formas de solucionarla, si es que tiene solución y si no trabajar en la aceptación.
Pacificar nuestra mente hace que podamos darnos cuenta que el otro no es tan diferente a mí, que todos tenemos días buenos y malos, al darme cuenta que me enojo y reacciono también puedo entender que al otro le suceda. Si no hacemos ese proceso es muy difícil convivir y así estamos en esta sociedad donde vemos mucha violencia verbal en las redes sociales, gente lastimada que lastima a otras personas y así seguimos.
Cuanto más herramientas dispongamos para conocernos y gestionar nuestra vida emocional más podremos elegir cómo reaccionar cuando algo nos enoja o nos lastima, y eso es igual para mi libertad, ya que podemos elegir qué nos afecta y que ¡no!
Conocerse a uno mismo es un arte y cada día podemos ir aprendiendo algo nuevo sobre nosotros si utilizamos la observación y dejamos de poner la atención en el otro.
Los ejercicios de respiración, meditación, oración y contemplación nos van a ayudar a entrar en nuestro interior y ver ¡qué hay ahí!
A ese lugar donde guardamos las respuestas se podrá llegar cuando hayamos silenciado la mente y con mucho amor abrazarnos y felicitarnos por ser ¡valientes!
¡Que Dios los bendiga!