Por: Evelin Rucker
Los amores nacen, igual que las cosas irreverentemente sencillas, de los sueños descontrolados.
Pero aquel no era un sueño común ni mucho menos sencillo. Era el sueño de Inés e Inés profesionalizaba sus sueños.
Había aprendido a soñar en el momento mismo en que se dio cuenta de que el mundo no giraba a su gusto. Fue la mañana en que las mariposas azules abandonaron el jazmín que perfumaba su ventana. Decidió entonces imaginarlas y puso tanta fuerza y pasión a crearlas en su mente, que al cabo de algunos días se hicieron realidad.
Las mariposas azules pasaron, desde ese momento mágico, a cautivar suspiros, incentivar poemas y ayudar a creer en imposibles.
Inés contaba a todos los que la quisieran escuchar, que eran tantas porque las había deseado mucho y que como las había ansiado intensamente también se habían vuelto eternas y que ya no les importaban las estaciones, ni los grandes fríos, ni los terribles calores. Las añiles mariposas estaban felizmente condenadas al jazmín de la ventana de su casa.
Fue así, en ese tiempo de primavera, que tuvo Inés a un amor disparatado viviendo en el alma y haciéndole cosquillas al corazón durante más de una madrugada. La sonrisa de Germán poblaba todos y cada uno de sus momentos evidenciándose triste y lastimada.
_Puede que nadie le haya enseñado a quererse, -pensó Inés-, y por un momento se vio tentada a abrazarlo. Después recordó que a ser feliz se aprende y que ella estaba dando pasos seguros en la búsqueda de paz.
Una vez que puso los pies en la tierra y entendió que su misión en este mundo no era reparar almas heridas, acarició su corazón expandiéndolo al infinito y antes de permitir que su sueño se convirtiera en un remolino de dolores y pasiones infames, decidió transformarlo por medio de la alquimia que producía el batir de alas de las eternas mariposas azules del jazmín de la puerta de su casa. La magia ayudó, nada más y nada menos, a que Germán se convirtiera en un hermoso recuerdo de pasajes estancos.
Las urgencias secretas de sus cuerpos entrelazados dieron paso a nuevos sueños y así, convencida, se dijo:
_ Aprenderé a contar.
A partir de aquel día, puso tanto empeño en lograrlo que viajó a la realidad de los cuentos; desde un teclado escribe historias de germanes, de añiles mariposas y de sueños.
Adepta ahora a crear mundos a la velocidad del pensamiento, se sintió plena sabiendo que, a su tiempo, Germán también disfrutaría de la gran idea ilimitada de los libresueños.
La autora
Docente, escritora, crítica literaria y conductora de programas de radio.
Miembro de la Asociación de Escritores de Literatura Infantil y Juvenil de Misiones, de la Sociedad Argentina de Escritores y fundadora de la Asociación Escritoras en Voz Alta.
Diploma de Honor otorgado por el Honorable Senado de la Nación y la Sociedad Argentina de Escritores por trayectoria como escritora y aporte a la cultura (2018).
Mención de Honor otorgado por la Cámara de Representantes de la Provincia de Misiones y la Sociedad Argentina de Escritores filial Misiones como docente que fomenta la literatura regional (2018).