Una de las “cámaras trampa” ubicada en la Reserva Natural Militar Puerto Península, en Puerto Iguazú, registró una secuencia pocas veces vista: una yaguareté hembra comiendo pasto en plena selva misionera, detrás, acompaña el canto de las aves en la inmensidad del pulmón verde del país.
“Fantástica, PARÁ, esta juvenil recién independizada de su madre, come vegetación (algo frecuente en los felinos) frente a una cámara que le ha llamado mucho la atención, al punto de intentar llevársela”, describe el posteo de la ONG Red Yaguareté, una fundación que lucha por la preservación de esta especie en peligro de extinción.
Afirman que “los yaguaretés encuentran un sitio bárbaro para vivir” en este lugar protegido al margen del río Paraná.
Según describen los especialistas de Red Yaguareté, al felino animal “se le ve una herida en la nariz, probablemente fruto de sus corridas de caza”. “Esta hembrita tiene además la particularidad de contar con una mancha color negro pleno, algo muy poco frecuente entre los yaguaretés”, añaden.
Con la cuarentena del coronavirus, el Parque Nacional Iguazú pasó de miles de visitantes diarios a unas decenas. “No hemos estado haciendo tanto ruido, ni ha habido tanto movimiento, algo que en general los animales silvestres y sobre todo los felinos, tienden evitar”, describieron desde Red Yaguareté tras darse avistamientos de felinos a lo largo y ancho de las reservas misioneras.
Los “monitoreos de poblaciones de yaguaretés para conocer su estado y distribución” es una de las “líneas de acción” de la organización. Para ello, instalan “cámaras trampa” en la selva misionera. De esta manera pueden hacer relevamientos. “Conocer cuántos yaguaretés viven en distintas regiones y cómo se comportan esas poblaciones a lo largo del tiempo, nos da información acerca de su salud, las amenazas y las necesidades de intervención que estas requieren para asegurar su supervivencia, así como información para la toma de decisiones”, explican en su sitio web oficial.
Además, detallan que los datos recabados con estos seguimientos son volcados en una base de datos junto con la información que obtienen otras organizaciones similares. El objetivo es que esté disponible para investigadores de todo el país y para los gobiernos provinciales y nacionales.
La fundación también se ocupa de hacer controles tanto para “mitigar los atropellamientos de fauna salvaje en rutas de Misiones”. Como para “combatir la caza ilegal y venta de pieles de yaguareté”. También, tareas para la conservación de los ambientes naturales donde vive el yaguareté, y un programa para “la convivencia entre ganaderos y yaguaretés en zonas de conflicto”.
En sus redes suelen difundir información relativa al yaguareté y otras especies de la selva misionera. En septiembre, por ejemplo, subieron un video de otra cámara de monitoreo, que captó el rugido de un yaguareté macho.