Entre varios puntos que rechazan la duda, el ensañamiento con el que hace 18 años atacaron y asesinaron a Pablo Antonio Fraire (28), es uno de los principales.
Como ejemplo que conmueve hasta el alma más gélida se remarcó ayer en la primera jornada de juicio oral ante el Tribunal Penal 2: “Quince heridas de arma blanca en la espalda, siete a la izquierda, siete a la derecha y una en la región lumbar”, puntualizó Rogelio Cantero, médico policial en 2002 y primer testigo en declarar ante los jueces Gregorio Augusto Busse, Juan Manuel Monte y Miguel Ángel Faría.
Pablo Fraire sufrió tantas estocadas de cuchillo (37) que fue lastimado hasta en el rostro. En el revés y palma de su mano izquierda los cortes resaltaron que intentó salvar su vida desesperado en medio de una andanada de puntazos que llegaron al esternón, tórax, brazos, hombros y aorta.
El último acusado en la causa, Gabriel Cristóbal Leal (43) se sentó ayer en el banquillo y se definió “inocente” del crimen registrado a las 20.30 del lunes 25 de noviembre de 2002, en calle Francia y a menos de treinta metros de la intersección de la avenida Tomás Guido, en el barrio Alta Gracia de Posadas.
“El día y a la hora del crimen yo no estuve allí, estaba en la casa de Tomás Andino, un amigo abogado en la calle Honduras”, abrió ayer “Gaby” Leal, defendido por los abogados Eduardo Paredes y José Luis Rey. También expresó: “Se dijeron muchas cosas sobre mí, que yo me fugué y eso no es cierto, yo me fui por (el aeropuerto de) Ezeiza con mi cédula. Me fui a España en 2004 y cuando me detuvieron en 2014 apareció el pelo y el ADN. Aparezco yo y aparece un pelo”.
Según Leal “hay testigos que vieron a una persona alta y yo mido 1,68”.
“No pido favoritismos de nadie, pero acá son varias las personas engañadas”, dijo mientras miraba a Florencia Fraire, hermana de Pablo sentada como actor civil en representación de su familia y acompañada por Martín Ayala, letrado patrocinante. De inmediato Busse, presidente del Tribunal, lo interrumpió y ordenó que mirara a los jueces.
Tras la breve declaración de Leal, se abrió el debate para los primeros cinco testigos citados, todos peritos que intervinieron, desde el momento en que fue encontrado Fraire desangrado en la calle, hasta la pericia de salud mental que la psiquiatra forense Norma Acosta le tomó a Leal de la que concluyó: “Comprende sus actos, distingue entre lo ilícito y lícito, cuando lo analicé su estado era normal, no denotaba ningún rasgo patológico”.
El perito Martín Duarte, quien en 2002 encabezó las labores de Criminalística de la Policía provincial en la escena del crimen, ratificó cada punto de su informe volcado al expediente que, entre otros puntos y a instancias de las preguntas del fiscal del debate, Martín Alejandro Rau, apuntó cono conclusión: “Los cortes en la ropa y la profundidad en el cuerpo de Fraire corresponden a la hoja de cuchillo hallada en el lugar”.
Por su parte, Daniela Insaurralde, la titular del departamento de Genética del Superior Tribunal de Justicia, explicó cómo y quiénes participaron de las tomas de rastros y cotejos genéticos que implicaron a Leal.
Señaló que Gustavo Penacino, titular del Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de Capital Federal, fue quien firmó los dos análisis que se hicieron, el primero a “tomas de fluidos” de la remera de Fraire, del que se obtuvo un patrón que dio positivo con el registro tomado a la madre de Gabriel Leal.
El segundo examen fue a la totalidad de la prenda de vestir, también realizada por Penacino, de la que se obtuvieron tres pelos con raíz, dos que dieron positivo con el ADN del padre de Pablo Fraire y el restante coincidió con el registro de “Gaby” Leal, obtenido de su saliva luego de ser detenido en Mallorca, España, en noviembre de 2013 y extraditado a Misiones en octubre del año siguiente.