El 27 de agosto de 1897, catorce familias ucranianas y polacas, más un italiano, llegaban a la antigua Reducción Jesuítica de San Pedro y San Pablo, donde tiempo después fundarían la actual Apóstoles. Por este motivo hoy se celebra la refundación de esta ciudad.
Según consta en el Museo Histórico Juan Szychowski, en aquel entonces se otorgaron dos lotes de 25 hectáreas por familia, a pagar durante diez años a un valor de un peso por mes. Los primeros tiempos no fueron nada sencillos para los recién llegados, ya que los lotes asignados requerían de arduas faenas para el sembrado e incluso estaban repletos de termiteros que amenazaban la siembra.
Al principio, las familias ucranianas subsistieron en carpas y, a medida que se iban labrando a base de sudor y lágrimas los primeros suelos, se fueron construyendo pequeñas iglesias cristianas en cada asentamiento inmigrante.
El 123º aniversario de esa fecha fundacional se conmemoró este jueves con un pequeño acto a las 9.30 en el Monumento a los Primeros Colonos (en el ingreso a Apóstoles, avenida 9 de Julio y ruta 1), con protocolo sanitario mediante pero con la presencia de autoridades y de representantes de colectividades.
Apóstoles en 1897
Sin dudas, los registros, archivos y recopilaciones de datos del historiador local Esteban Snihur constituyen una reliquia para los apostoleños. En las últimas horas, el estudioso repasó algunos de ellos vinculados a la llegada de los primeros colonos, que en parte contradicen lo que se suele contar al respecto.
“A través de los años se ha instalado la idea de que cuando el 27 de agosto de 1897 los inmigrantes llegaron a Apóstoles se encontraron con un territorio despoblado, agreste, con una naturaleza hostil a la que hubo que vencer con un arduo trabajo. Y que a partir de aquel 27 de agosto comenzó una etapa fundacional”.
“Sin embargo la realidad era otra, muy distinta. Cuando los inmigrantes polacos y ucranianos llegan a Apóstoles, llegan a uno de los centros agrícolas de mayor pujanza del Sudeste de Misiones, organizado institucionalmente, con un notable desarrollo agrícola, con vinculación directa a importantes centros poblados de la época, como eran Concepción, Garruchos, San José y Posadas”, reseñó.
Haciendo hincapié en que “el expediente de mensura del Centro Agrícola de Apóstoles, fechado en 1892 (cinco años antes de la llegada de los inmigrantes polacos y ucranios), describe con notable detalle aquella realidad”.
Snihur recordó que “el agrimensor Juan Queirel, fue el que ejecutó la mensura de la colonia y la planta urbana de Apóstoles en 1892, por encargo del Gobierno nacional, con la finalidad de organizar a los pobladores y agricultores que ya estaban establecidos, en su mayoría de origen brasileño, paraguayo y también provenientes de Corrientes. Curiosamente, entre los agricultores brasileños había polacos, ya de primera o segunda generación, ingresados espontáneamente desde Brasil en el transcurso de 1890”, matizó.
¿Cuál era la producción agrícola de Apóstoles en 1892, cinco años antes del arribo de los inmigrantes polacos y ucranianos? “Principalmente se producía arroz, siendo el principal productor arrocero Don Benvindo Ferreira, quien tenía sus plantaciones y molino a orillas del arroyo Chimiray, en la actual zona de La Cachuera. También se producía yerba mate: el agrimensor Queirel cuenta cómo estos agricultores obtenían los plantines de yerba del monte de las antiguas ruinas, para luego trasplantarlos en sus chacras. Otros cultivos muy difundidos eran maíz, porotos, zapallos, mandioca, además de la cría de ganado”.
Así, el historiador local refiere que la colonización oficial del Territorio de Misiones comenzó en Apóstoles con la radicación del primer grupo de inmigrantes venidos directamente desde Europa precisamente porque el lugar “ya era un importante centro agrícola, capaz de otorgar la condiciones necesarias para el desarrollo de los nuevos inmigrantes que arribaban”.
“Lo que probablemente nadie avizoró fue que aquel grupo que llegaba el 27 de agosto de 1897, que apenas sobrepasaba las 60 personas, desataría una oleada de inmigrantes incontenible de aproximadamente 6.000 personas que ingresarían al Sudeste de Misiones en el período 1898-1904, generando el poblamiento de las colonias de Azara, San José, Tres Capones, Las Tunas, San Isidro, etcétera, abriendo con ello una nueva etapa en el poblamiento de Misiones”, destacó.
Los recién llegados
Una pregunta que resuena cada vez que las colectividades y los ballets ucraniano y polaco exhiben sus coloridos y elegantes trajes típicos es: ¿usaban esa ropa los colonos inmigrantes? La respuesta, según Snihur, es “no. Definitivamente no venían con aquellas ropas ni usaban esos trajes. Un gran número de ellos vestía ropa moderna, la que se usaba habitualmente a fines del siglo XX”, según se desprende del archivo fotográfico al que tuvo acceso.
No obstante, matizó, “algunos venían con trajes muy llamativos, la vestimenta típica del campesino galitziano polaco o ruteno (años más tarde denominado ‘ucraniano’). Se los puede apreciar en las fotos más antiguas conservadas con aquel ropaje, tanto en hombres como mujeres, sin distinción entre polacos y rutenos (ucranianos).
“El pasar del tiempo haría desaparecer el uso de aquellos trajes campesinos traídos desde Europa del este, que serían cambiados por otros más apropiados al clima subtropical de nuestra región”, agregó.
Carros y carritos
Esteban Snihur evoca también este medio de transporte como “emblemas de la colonización agrícola ucranio-polaca”. Según recopiló, “los primeros fueron traídos desarmados desde Europa, con el gran grupo que arribó en el año 1900. Venían junto a los equipajes de aquellos ucranios y polacos”.
“Aquí en las colonias de Apóstoles y Azara fueron ensamblados y puestos en circulación, al tiempo que comenzaron a fabricarse en las colonias masivamente en sus dos versiones: el carro, usado para las labores del campo y para la carga de productos; y el carrito, que tenía la posibilidad una segundo asiento trasero, utilizado para las visitas domingueras, para ir a la misa o traer alguna producción de huerta o granja para la venta al pueblo”.
“El popularmente llamado ‘carro polaco’ (aunque también lo usaban los ucranios) causo una revolución en el transporte de la época y relegó definitivamente a la pesada y lenta carreta criolla tirada por bueyes. (Era) sumamente resistente, con una gran capacidad de carga y apto para todo tipo de terrenos y sobre todo, al ser tirado por caballos, muy veloz”, describió Snihur.