Sin herramientas y en un espacio completamente desconocido, los primeros inmigrantes dejaron grandes legados arquitectónicos en prácticamente todos los rincones de la provincia. Hombres, mujeres y niños hacían su aporte desinteresado y, con el único material con que contaban, madera, levantaron estructuras que aún hoy son dignas de admirar, la arquitecta Liliana Oleksow y un equipo de colaboradores llevaron a cabo un relevamiento de las más sobresalientes. La iglesia “San Adalberto”, de la Picada Polaca, en Cerro Azul, es una de ellas.
Ante la falta de trabajos de investigación arquitectónicos profundos sobre las construcciones religiosas que erigieron los primeros inmigrantes sobre la tierra colorada, la arquitecta Liliana Oleksow y un equipo de colaboradores, con el aporte del Consejo Federal de Inversiones, llevaron a cabo el proyecto “Arquitectura religiosa en madera en la provincia de Misiones”.
Para Oleksow, la importancia de estas obras reside en la singularidad de la combinación intercultural que exhiben, resultante de sus morfologías, técnicas artesanales y modos constructivos locales que denotan una fuerte influencia de la arquitectura que los inmigrantes europeos trajeron como bagaje en sus memorias colectivas.
“En síntesis, consiste en una arquitectura espontánea, de generación popular y de raíces regionales”, apuntó, e hizo hincapié en que “como en los últimos años se sufrieron pérdidas y deterioros del patrimonio, urge la necesidad de un proyecto de investigación interdisciplinario, además del desarrollo de tareas tendientes al rescate y, para ello, es fundamental que la sociedad conozca este patrimonio”.
Descripción arquitectónica de la iglesia “San Adalberto”
La tipología de esta capilla responde a un modelo arquitectónico de nave principal y dos naves laterales, cada una definida por cuatro columnas de madera. El acceso principal posee un pequeño atrio, en galería semi cubierta con una escalinata al frente. Una de las características que torna original al templo es la disposición del altar, delante del cual se practica del culto Católico Apostólico Romano (relacionado a la comunidad polaca), y detrás -en el espacio poligonal- el culto Católico Ortodoxo Ucraniano (vinculado a la comunidad ucraniana). Por tanto, las imágenes religiosas que adornan el interior son características de ambos ritos. La tecnología es rústica, con un cielorraso en madera trabajada artesanalmente.
La base del edificio, la escalinata y el atrio de acceso, están construidos con ladrillos y terminaciones de alisado de cemento. No obstante, los pisos interiores aún son de tablones de madera.
Las paredes también son de tablas con tapajuntas, y las puertas, las ventanas laterales de forma rectangular así como las que se encuentran en la parte superior de la nave central -en forma de óculos circulares- son de madera.
La estructura interna está compuesta por ocho columnas de madera que sostienen la parte elevada del techo, jerarquizando de esta manera la nave central.
El cielorraso es el detalle que convierte en muy original a la capilla ya que posee en la nave central una bóveda de cañón corrido, que remata en un casquete semiesférico. Por su parte, las naves laterales, exhiben una bóveda con curvatura más plana y están íntegramente revestidas con listones de madera.
La zona del altar culmina en su parte superior con una “cáscara” en forma de medio casquete esférico que conforma el ábside, compuesto por gajos revestidos de madera que jerarquizan volumétricamente el altar.
Asimismo, en el acceso, el cielorraso también cuenta con bóveda de cañón corrido pero más pequeña que la de la nave central.
Todo este conjunto arquitectónico es uno de los pocos casos vistos –por ejemplo, ábsides semicirculares y bóvedas de cañón corrido- entre las capillas rurales de madera en la provincia de Misiones.
El techo, resuelto en faldones de diferentes alturas, es de chapa acanalada y con un formato a dos aguas. Presenta dos niveles, uno que cubre la nave principal, y el otro que pertenece a las naves laterales y al sector de remate poligonal. El atrio, independiente de la estructura del edificio, también es cubierto por un techo con inclinación a dos aguas.
Tanto la torre como el campanario, originariamente de madera, fueron reemplazados por estructuras de chapa y, en el caso del campanario, la estructura está conformada por metal y hormigón armado.
La riqueza volumétrica y espacial que presenta esta obra arquitectónica es notable. La volumetría externa acentúa la nave central que se encuentra más elevada, cubierta por una techumbre a dos aguas que remata hacia atrás con caída en ángulos, de manera poligonal.
Las naves laterales presentan una cubierta más baja en volumetría que finaliza en el sector posterior de la capilla en forma poligonal. De esta manera, los techos generan una serie de faldones que cubren la nave central y las laterales.
Del atrio, se desprende un techo individual a dos aguas, que destaca el acceso con detalle de portal curvo.
Finalmente, y como hito del paisaje rural, se destaca un pináculo a modo de campanario, típico de las iglesias de Europa del Este, que da mayor jerarquía y volumen al conjunto.
En las próximas ediciones “Construir” irá abordando, a modo de homenaje a aquellos primeros grandes “constructores”, distintas edificaciones.
Colaboración: arquitecta Liliana Oleksow