En 2007 Victoria Yoguel llegó por primera vez a Misiones. Oriunda de Buenos Aires, lo primero que llamó su atención fue el color del suelo: rojo intenso, que con su intensidad logra teñir las telas claras. Y para ella, ese poder tintóreo le generó “una gran motivación”.
En ese momento se llevó a Capital Federal la tradicional bolsita de tierra. Y con esa muestra “hice unas primeras pruebas mientras estudiaba como diseñadora textil”, en la Facultad de Aquitectura, diseño y urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FADU).
Después de una serie de experimentación, “de forma muy intuitiva porque casi no hay información sobre el uso de pigmentos minerales en textiles”, los resultados fueron los esperados. Y finalmente, tomó una decisión: mudarse a Oberá, una ciudad que conquistó su corazón.
Fue así que en 2016 la diseñadora regresó a Misiones. Una vez en la provincia “me resultó alucinante el color de la tierra y empecé a investigar su potencial creativo como pigmento. Me llamó la atención esa lucha cotidiana contra las huellas de tierra, ahí vi su poder”.
Su curiosidad por el suelo misionero le permitió crear su proyecto: TintaTierra, el cual hace referencia a la tierra colorada. “Pero es amplio, ya que también acepta otros pigmentos del suelo”, indica la diseñadora.
El mensaje “es la transformación de la tierra en pigmento, la posibilidad de valorizar recursos naturales a partir de sus pigmentos, el color y sus potencialidades creativas. A mí me interesó trabajar con íconos de Misiones. Ese paisaje verde y colorado. Da la casualidad de que son pigmentos muy fuertes, de buena afinidad con el algodón que no es una fibra que tenga mucha afinidad con los pigmentos naturales. Son pigmentos muy representantes de este territorio, con esa bella densidad y profundidad del monte”.
TintaTierra es un proyecto creativo y de vida. También investigué los tintes naturales en fibras sintéticas, me encanta explorar zonas un poco desconocidas”.
En su tienda podemos encontrar desde remeras, túnicas, chales y pañuelos, con diseños donde la tierra o la yerba mate fueron la tinta que dió color a los estampados, hechos con las hojas de palmeras, güembé o de helechos. “Poco a poco voy creando este sistema a partir del entorno”, comenta Victoria.
Con TintaTierra la diseñadora logró desarrollar procesos de elaboración de tinta y estampación a partir de estudiar algunas variables. “Lo que descubrí de la tierra es que tiene la ventaja de ser más fácil de trabajar que otras tintas naturales y especialmente en la estampación, que a diferencia del teñido no requiere un proceso de cocción”.
Entre sus proyectos a corto plazo, nos explica que busca “darle una mayor estabilidad a este proyecto creativo que es bastante diverso (procesos, productos y servicios) mejorando la producción y el acceso a los productos. Me gustaría generar o trabajar con cooperativas textiles, estoy buscando otras formas de producir”.
Un camino de colores
En el 2000, Victoria estudió serigrafía y arte textil con la artista Ariadna Pastorini.
Fue becaria en el área de investigación del Programa de Diseño INTI, dentro del proyecto: “Diseño Sustentable oportunidades de agregar valor a la cadena lanera”.
Fue docente en la carrera de Diseño Industrial, Universidad Nacional de Lanús.
Es coautora del libro “Objeto fieltro: oportunidades de agregar valor a la cadena lanera” INTI 2011.
Ha desarrollado varios emprendimientos comerciales a lo largo de su carrera. Y desde el año 2017 dirige y coordina el proyecto TintaTierra.
Por
Susana Breska Sisterna
Lic. en Comunicación Social
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Producción fotográfica: C. Olivera Schuster
Modelo: Cindy Ostapovicz