En el marco de la campaña nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, este miércoles el colectivo de mujeres llevará adelante una radio abierta en la plaza 9 de Julio para sumarse al pañuelazo federal que tendrá lugar a las 19, en simultáneo con todas las ciudades argentinas.
De esta manera vuelve a instalarse fuerte el debate sobre el aborto legal mientras se espera el proyecto del Gobierno nacional.
A fin de aportar un análisis desde su posición profesional, la licenciada en psicología y especialista forense, Sybil McLean, habló con PRIMERA EDICIÓN sobre algunos aspectos que considera claves pero que ante la fuerte polarización del tema, se quedan sin decir.
“En el debate sobre el aborto legal, entre lo mucho que se habla también hay mucho que se silencia y esa es la clave”, sostuvo.
En ese sentido, en cuanto al pensamiento de la existencia de “dos posiciones” (pañuelo verde vs. celeste), Mc Lean analizó: “Grieta es un termino muy bien empleado por una campaña comunicacional para dividir y plantear que hay dos posiciones siempre. En distintos temas. Pero la realidad es que nunca hay dos posiciones. Lo que se hace con la palabra grieta es tratar de velar otras posiciones y la posibilidad de analizarlas. Para hacerlo hay que poder moverse un poco más. Creo que es necesario que exista el conflicto porque de lo contrario sólo existiría la opresión y la ausencia de pensamiento”, comenzó a decir Mc Lean, quien también es docente y cumple tareas tanto en el CAPS 33 del barrio San Isidro (Posadas) como en la oficina de atención de protección de derechos y atención de las violencias de la Facultad de Humanidades, creada por la decana Gisela Spaciuk.
“El término grieta es un recurso de los sectores más conservadores de la sociedad para anular a su oponente. Al sector conservador no le interesa un debate e instala un discurso binario. Son muy efectivos, porque a la vez van vaciando de contenido esos discursos”, opinó.
“En un pensamiento binario occidental como el nuestro, esa es la ecuación: quien no defiende la vida entonces defiende la muerte. Esto no es así y entenderlo es vital”, remarcó.
En la discusión aborto sí, aborto no, ¿qué puntos van quedando velados?
Cuando se empieza a llenar el discurso de diferentes discursos lo que sucede es que se terminan vaciando. Entre lo mucho que se habla también hay mucho que se silencia.
Por ejemplo, para una posición más religiosa que, yo considero, está muy apoyada en el biologismo, es decir apela a la Biología para justificar una posición que ya se tiene tomada, la base de sustentación que se toma está vinculada a la perpetuación de la especie.
Entonces nuestra función en relación a la sexualidad está limitada a la procreación. Somos reducidos a una condición animal, pero si hay algo que nos diferencia de los animales es que somos seres hablantes y sexuados. Esa es nuestra diferencia y de esa diferencia parece que no conviene hablar…
¿Qué pasa cuando la cuestión humana intenta ser reducida a la biología?
Querer hacerlo es querer reducir la complejidad del ser humano, entonces lo que queda por fuera es el placer. En el ser humano, la sexualidad no tiene nada que ver con la reproducción de la especie. Es difícil de aceptar esta verdad. Incluso las personas quedan perplejas cuando se menciona esto.
Lo que ha tenido de biológico el ser humano, de acuerdo al psicoanálisis, son los reflejos que le permiten sobrevivir los primeros días de vida, que luego desaparecen debajo del discurso. Una vez que es atravesado por la cultura, no queda nada más de eso. El ser humano es cultural y su sexualidad no involucra sólo la genitalidad, sino a sus deseos, anhelos, ganas y no ganas, que están vinculadas al placer. Si no fuera así un ser humano no gozaría de un pie, de un zapato, de un fetiche e incluso de abusar sexualmente de su cría.
No estamos destinados a la procreación ni pasamos por épocas de celo como los animales. Entonces es necesario correr lo biológico.
Está claro que se quiere correr esto del discurso, porque es mucho más manejable explicar desde lo biológico que desde la complejidad del pensamiento y del sentimiento.
¿Cuál es el conflicto con el placer y el deseo ligado al ejercicio de la sexualidad?
El conflicto es con el deseo de la mujer. Hay que fijarse que el placer es algo que históricamente le estuvo vedado a la mujer. Me parece que el problema acá es la sexualidad femenina. No solamente el embarazo y el embrión, el bebé, feto o futuro ingeniero. Acá el problema es que la mujer tenga derechos o se pueda siquiera pensar en una sexualidad femenina libre.
Esta discusión no está visible y no se está dando un debate con el alcance que debería. Vuelvo a que la cuestión tiene que ver la sexualidad femenina, porque ¿a quien se sanciona por el aborto? A la mujer. El varón queda fuera de la discusión y es más, el varón sanciona. No todos, claramente; pero la que está exenta de desear, gozar y disfrutar es la mujer. Las discusiones binarias encubren eso también: una caza de brujas y una estigmatización.
Maternidad, otra variable…
Dijo Mc Lean: “Para que haya un hijo, tiene que haber un proceso anterior al embarazo y a la fecundación. Para que haya un hijo tiene que haber un deseo, y la construcción de un lugar afectivo y simbólico donde alojar a ese hijo. Si eso no hay, no hay hijo, o bien ¿de qué hijo estamos hablando?
Toda la culpabilización del aborto cae sobre la mujer pobre. Porque sin negar que la mujer rica también sufre esta situación, la diferencia es que tiene resguardado su legítimo derecho a la privacidad, cosa que no tiene la mujer pobre.
Otra variable fuera de discusión son las violaciones dentro de un matrimonio y el embarazo como mecanismo de control en las relaciones de violencia.
Después, de otra cosa de la se habla poco es de las mujeres que son madres sin embarazarse”.