Hace 20 minutos que mueve su pulgar de izquierda a derecha con muecas de insatisfacción. Está ‘swipeando’ en Tinder, una de las tantas aplicaciones creadas para conocer gente, con más de 80 millones de usuarios, 26 millones de ‘matches’ por día y alrededor de un millón de citas por semana.
Y es que, apurados y ensimismados en nuestra rutina diaria, hoy en día dejamos nuestros vínculos amorosos en manos de ‘aplicaciones de levante’: esa selva de nombres, gustos y canciones que cabe en un bolsillo del pantalón.
Sin embargo, hasta el día de hoy Tinder, Instagram y Happn, entre otras, siguen despertando polémica. Por considerarlas superficiales, hay quienes se rehúsan a utilizarlas. “Ahora todo es muy banal. Es como si fuera una cartilla que te ofrece como si fueras un producto”, dijo uno de los entrevistados a PRIMERA EDICIÓN.
Sin embargo, los cientos de citas que se generan al día, parecen indicar que los ‘matches’ funcionan. “Tengo varios amigos a los que le funcionó y todavía siguen en pareja”, explicó otro.
Entonces, siendo que la mayoría de los vínculos actuales comienzan virtualmente, ¿por qué hay tanta reticencia y prejuicios en torno a estas nuevas formas de relacionarnos?
Según entrevistas realizadas por este medio, la mayoría se descargó las aplicaciones “para ver qué onda” o “porque mis amigos tenían”, aunque todos confesaron haber sentido vergüenza al momento de instalarlas.
“Está el estigma de que usando las redes sociales te salteas el contacto personal para acceder directamente al ‘catálogo virtual’”, opinó uno de los entrevistados. “Por más que todos buscamos socializar a lo largo de nuestra vida, las apps como Tinder muestran claramente esa intención y quedás más expuesto”, consideró otro.
Cual sea la razón, los encuentros virtuales abundan y, con ellos, las anécdotas. Desde encuentros fallidos, hasta haber conocido a esa persona ideal; la mayoría de los entrevistados manifestaron haber experimentado “de todo un poco”.
“A mi pareja actual la conocí en Facebook porque de otra forma jamás nos hubiéramos cruzado”, dijo uno de los entrevistados que dentro de un mes se casará gracias a esa aplicación.
“Nos juntamos pero no me gustaba cómo era. En las redes parecía más interesante pero en persona era aburrido. Nunca más le hablé y lo bloqueé”, fue otra de las experiencias narradas.
Pese a todo, las redes sociales constituyen hoy el escenario más usado para conocer gente. “Al principio no me convencía el modo de catálogo que tenía (Instagram), pero a medida que empecé a tener menos tiempo libre, se me hacía complicado conocer gente nueva por fuera de mi círculo”, dijo uno de los entrevistados.
“Hoy en día, para conocer gente uso Instagram. Antes lo hacía personalmente, pero es mucho más cómodo así, porque voy directo a lo que quiero, y si quiero zafar lo bloqueo y listo”, dijo otra.
No obstante, los encuentros cara a cara, aunque en menor medida, continúan. “Para mí, en la calle es mejor. En las redes hay muchas mentiras”, dijo uno de los entrevistados que nunca usó Tinder y agregó que “a mi ex pareja la conocí en una reunión, la vi y me acerqué”.
¿Gente nueva?
A pesar de que suele pensarse que “con las redes conocés gente nueva”, lo cierto es que la mayoría alegó usarlas para hablar con gente que ya “conocían de cara”.
“Me pasó de hacer match con chicas que conocía pero que nunca habíamos hablado, y gracias a tinder empezamos a salir”, contó uno de los consultados al respecto. Asimismo, otra entrevistada explicó que “lo conocía en persona, pero era un ‘hola y chau’, hasta que me buscó en Instagram para hablarme. En las redes sociales se animan a más”.
Y a pesar de que no todos utilizaron la palabra ‘valentía’, todos coincidieron en que las primeras interacciones “cuestan más” cuando son en persona. “En las redes, las intenciones de ambas son más fáciles de expresar”.
Del mismo modo, otro opinó que “sin duda, es más difícil conocer a alguien sin la mediación de las redes sociales. Por ejemplo, si ves una chica en el colectivo que te pareció linda, la buscas en las redes para hablarle porque no te vas a animar a interactuar en ese momento con una desconocida”.
Códigos de cortejo virtual
Es necesario remarcar que, al cambiar los escenarios y formas de relacionarnos, las “reglas de cortejo”también mutan. ¿Cómo demostramos interés en alguien que no vemos?
“Pongo mi perfil como público y subo historias sin mostrar mucho el cuerpo, para no atraer al target incorrecto. Por ejemplo, subo la foto del mate y alguien pregunta qué yerba es… Te das cuenta que lo que les interesa no es la yerba”, dijo una de las entrevistadas.
“Si subo una historia y me reaccionan y yo le pongo “me gusta” a esa reacción, habilito a que me hable. Sino, es porque no”, contó otra.
Sin embargo, al ser códigos sociales relativamente nuevos, la ambigüedad que producen puede derivar en malinterpretaciones. “Yo no las entiendo mucho (a las reglas). Que te comente algo no siempre significa que quiero algo con vos, a mí no me funciona de esa manera”, destacó uno de los entrevistados.
Al igual que él, otra dijo que “es muy fina la línea entre la buena onda y el tirar onda. Me pasó varias veces que tuve que preguntar cuáles eran sus intenciones porque nunca lo entendí bien. Sigo sin entender”, confesó.
Vínculos honestos
Lo cierto es que la confusión que generan las ‘reglas del cortejo virtual’, no son exclusivas de las redes. También aparecen en las interacciones cara a cara porque los verdaderamente complejos, somos nosotros mismos.
Sin embargo, se podría decir que una de las mayores falencias de este tipo de aplicaciones es que nos brinda una representación gráfica del ‘mercado del deseo’ que equivale a la idea de que tenemos infinitas opciones. Una cosa es pensar que ‘hay miles de peces en el mar’ y otra, muy diferente, es verlos.
Esto dificulta nuestra intención de comprometernos ya que constantemente estamos buscando a ‘alguien mejor’, aun cuando estemos en una relación. Por lo tanto, lo que deberíamos cuestionar no son las aplicaciones de citas, sino nuestras propias intenciones socio-afectivas.
Y pese a que algunos subestimen las relaciones que inician por mediación de apps, lo cierto es que ambos tipos de encuentros son posibles e igualmente válidos. Sea cual sea el modo de conocer a alguien, si el vínculo es verdadero, el cómo se conocieron, pierde relevancia.