El músico Javier Sá lanzó su disco “Madariaga 1020. Canciones de Familia”. Un trabajo que contiene catorce composiciones que expresan un profundo sentir chamamecero y añoranzas por sus raíces.
En una entrevista exclusiva con PRIMERA EDICIÓN, el guitarrista y exlíder de la recordada banda local Cerokaeme, contó detalles de su reciente producción: “Las canciones que tiene el disco representan en gran parte la banda de sonido de mi infancia y adolescencia. Hay obras del repertorio clásico como ‘Añoranzas’ o ‘Nostalgias camperas’, también obras del nuevo cancionero que comenzó a surgir a fines de los ‘70 como ‘María va’ y ‘El cielo del albañil’. Es una gama de canciones que básicamente refieren al alejamiento del lugar en el que uno se crió, en la búsqueda de un porvenir mejor. Es algo que advertí casi al final, ese hilo en común que tenían casi todas las canciones, aunque no fue esa la intención. Evidentemente es una temática que me conmueve”, detalló Sá.
En cuanto a los invitados que lo acompañaron en la producción dijo que tuvo el privilegio de trabajar con varios músicos y personalidades de lujo. “Para empezar, la dirección musical estuvo a cargo de Pedro del Prado, que también se sumó grabando las guitarras y una canción a dúo, ‘Pan del Agua’ (de Ramón Ayala). También se sumó Marcelo Roselli Majul, de Los Alonsitos, con quien grabamos a dúo ‘Arisco’, una hermosa canción de Mario Bofill. Para el homenaje a Rosendo y Ofelia se agregó Verónica Noguera en ‘Canto a Pairirí’ y en el recitado de dos canciones está Emilio Karothy”, enumeró.
Insistió en describirlo como “un equipazo, al que debe sumar a músicos correntinos muy talentosos como Nicko Mascazzini en el bajo, Agustín Monzón en el acordeón y Hugo Sánchez en la percusión. Y Sebastián Espinoza y Horacio Lachy Acevedo, quienes me permitieron cumplir ‘el sueño del pibe’, recreando varias canciones del repertorio del Trío de Pancho Sá, que integraron con mi papá allá a principio de los años ‘80. Cada uno de estos invitados aportó su autenticidad, su sencillez y a mi juicio le da una gama de colores al conjunto de las canciones que a mí particularmente me encanta, y espero que la gente pueda sentir lo mismo al escuchar el disco”, expresó.
Raíces profundas
Al indagar sobre qué significa lanzar este disco y en qué se inspiró para producirlo, Sá explicó que “primero, es un sentido homenaje al sentir chamamecero que me transmitieron mis padres, abuelos y tíos. Ellos, sin saberlo, me han inculcado el amor a nuestra música, aunque sin decirme ‘te tiene que gustar el chamamé porque…’, fue algo natural, casi imperceptible. Esa música tan nuestra acompañó y musicalizó mi infancia y mi adolescencia. Y surgió en mí la necesidad de transmitirlo y dejar testimonio de ello. En segundo lugar, también es mi intención homenajear a los músicos que acompañaron esa mesa familiar. A Rosendo y Ofelia, amigos de la familia, a quienes quiero y admiro profundamente, de cuyo repertorio incluí varias canciones, aunque especialmente dedicado a ellos grabé ‘Canto a Pairirí’. A Mario Bofill, rescatando una canción de sus primeros tiempos. A Ramón Ayala, figura ineludible para los que amamos esta música. Y por supuesto, a los clásicos como don Salvador Miqueri, Antonio Tarragó Ros y Teresa Parodi. Todo eso con la impronta de un porteño que adoptó al Litoral como su tierra”, reflexionó.
Cómplices de un gran trabajo
La familia y los amigos siempre son un soporte esencial para impulsar cualquier proyecto. Así lo afirmó Sá, quien agradece en primer lugar a su familia, “que me dio amorosas alas para este sueño chamamecero. Mi esposa e hijos, que me alientan y apoyan a pesar de que la música me aleje de ellos algunos días. Mis primos y amigos correntinos, en especial Martín Sá y Marcela Miqueo, que son los que me animan permanentemente a avanzar y me acompañan siempre”.
Luego el artista destacó la compañía y el consejo de Sebastián Espinoza, “con quien se da algo muy raro, porque no es habitual que el hijo continúe la amistad del padre, pero en este caso se da: él fue amigo del alma de mi papá, fue una especie de maestro, una persona a la que admiro y de quien aprendí muchísimo. Cuando le propuse sumarse a este proyecto lo primero que hizo, después de aceptar, fue vincularme con Pedro del Prado para la producción y selección de músicos que participarían del disco. También sumo amigos misioneros que han apoyado este presente desde un primer momento, como mi compadre Gustavo Maffini (saxofonista de Cerokaeme) y Hugo Báez y su familia”.
“Percibo un gran respeto por parte de los músicos que se sumaron al proyecto y en general por parte de los músicos chamameceros con los que me voy relacionando y que me han dado la bienvenida al género con los brazos abiertos y la mano tendida. A lo largo del camino, varios muchachos me contaron que comenzaron a tocar la guitarra con ‘Tu alma dormida’, lo cual me llena de orgullo”, cerró el exlíder de “Cerokaeme”, que ahora arranca una etapa nueva y distinta.
Desafíos 2020
Según contó Javier Sá, las presentaciones del disco serán a todo chamamé, a lo largo del Litoral y también en Buenos Aires, esperando poder pegar el salto al resto del país: “Quisiera poder presentarlo en Posadas y en Corrientes, básicamente con una buena puesta en escena y con músicos invitados. Espero poder anunciarlo pronto”, confió el artista.
Dijo que está muy contento de que su disco esté disponible en una disquería tradicional de la capital misionera, “ya que es uno de los lugares de mi adolescencia, donde buceaba en las novedades del rock nacional y que también, en su momento, tuvo a la venta el disco de Cerokaeme. Para mí es una sensación extraña, mezcla de orgullo y alegría, que un trabajo mío pueda llegar a influir en alguien lo mismo que a mí de pequeño me influyó la música popular. Un gran desafío”, cerró.
Vale recordar que Javier Sá comienza esta nueva etapa luego de dos décadas de haber liderado la banda Cerokaeme que marcó gran parte de su vida. Ahora incursiona la música del litoral que -según contó a este Diario- lleva en su ADN.