Con sólo cuatro años, Thiago Serrano debió pasar por momentos muy duros en su vida. Nació prematuro y pesando apenas 710 gramos. Sus complicaciones para poder respirar determinaron que se debía a una obstrucción en sus vías respiratorias que lo llevó a ser derivado al Hospital Garrahan.
Así es donde nace la historia de solidaridad que movilizó a toda la comunidad del barrio A4, lugar donde vive el niño junto a su mamá Marisel y su padre Daniel, sumado al acompañamiento recibido desde la ONG dedicada al fútbol infantil “Los caras Sucias”. A través de una colecta, lograron reunir el dinero para el viaje y estadía de sus padres que a principios del 2019 no contaban con sustentos. Hoy a casi un año de aquel momento y con las barreras superadas, su familia espera con ansias la adjudicación de su nuevo hogar para iniciar una nueva etapa.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el referente de Caras Sucias, Cristian Cañete, recordó como se inició aquel pedido de colaboración al conocer la historia de este niño en uno de los merenderos de la ONG. “Desde febrero del 2019 nos hicimos eco de la situación compleja de salud por la cual atravesaba este niño que para respirar tenía una traqueotomía hecha cuando tenía unos pocos meses de vida para seguir viviendo”.
Luego de su nacimiento, Thiago pasó seis meses internado en Neonatología. Durante su recuperación, cuando tenía cinco meses fue sometido a la traqueotomía para poder respirar. En ese momento, el equipo médico decidió esperar a que crezca para ver la posibilidad de mejorar su capacidad pulmonar pero finalmente descubrieron que su problema era una obstrucción de sus vías respiratorias y de ahí su derivación al Garrahan.
En aquel entonces, “conocimos la vulneración para acceder a una mejor salud que venía sufriendo Thiago. Así que hicimos público, con autorización de sus padres, la situación en la que vivía, con un dolor muy grande e impotencia por ser un niño nacido en el barrio A4. Decidimos firmemente desde Caras Sucias acompañarlo en este camino junto a su familia. Con lo cual iniciamos las gestiones para que puedan viajar a Buenas Aires, luego de conseguir turno para su operación en el Hospital Garrahan”, añadió.
Finalmente el niño fue operado y hoy su salud está mucho mejor, lo cual fue posible gracias al aporte que llegó tras la difusión de su historia luego de una publicación en PRIMERA EDICIÓN. Sobre esto, Cañete señaló que “han pasado por mucho. Hoy se ven los resultados pero no fue tarea fácil por la existencia de la burocracia del sistema y más aún siendo una familia humilde”.
A un año de iniciarse la colecta solidaria celebró que “todo se transformó en la vida de este chico y su familia para bien”. Más allá del pedido hecho para que puedan viajar y operar al niño, también “consiguieron una pensión para ser cobrada por su madre y la solicitud de vivienda en el IPRODHA ya está en etapa de adjudicación, así que esperan que pronto sea entregada”, indicó.
Un mensaje de esperanza
A pesar de ser una ONG dedicada a la actividad deportiva de los más pequeños, Caras Sucias comenzó una labor más intensa en los barrios y habilitó cuatro merenderos, uno de ellos está ubicado en Cocomarola Oeste, donde conocieron a la familia de Thiago Serrano.
“Seguramente habrán muchísimos más niños sufriendo a la vuelta de cada esquina pero también habrá siempre alguien con un gran corazón para socorrer y ayudar de la forma en la que lo hicimos desde la Organización, los medios de comunicación como éste -que se interesaron por su historia- y la gente que se solidarizó con los más necesitados”, remarcó.
Más allá del dinero reunido en su momento y las gestiones en los organismos públicos, “buscamos que la difusión de noticias como esta sirvan para que todos y todas tengamos fuerzas para seguir luchando cada día. Desde Caras Sucias, queremos que historias como las de Thiago sirvan para nuestra propia vida, con el simple mensaje de que sólo es necesario animarse para transformarse y de paso transformar la realidad de los otros con un gesto de solidaridad. En esto hay que felicitar a esos padres valientes que nos enseñan a luchar sin bajar los brazos y al pequeño Thiago por ser portador de una lucha donde podemos ver la obra del amor de Dios”.