Seis de cada diez jóvenes de entre 18 y 24 años relevados carecen de un empleo formal en la Argentina, de acuerdo con un informe privado divulgado ayer. Además, el 40% de los jóvenes de 16 a 29 años relevados se encuentra en situación de pobreza, y la indigencia se duplicó entre 2018 y 2019, y en rango de edades.
El 10% de las personas jóvenes se encuentra en situación de indigencia y un 35% de quienes tienen entre 18 y 24 años no completó la escuela secundaria. Seis de cada 10 jóvenes no estudia actualmente, mientras que el 10% de adolescentes (16 y 17 años) no asiste a la escuela.
Diferencias entre estratos
“Las cifras de pobreza e indigencia en las juventudes alarman y deberán ser el reto de las políticas públicas de los próximos años”, señala el trabajo elaborado por la Fundación SES y el Centro de Estudios Atenea, en base a estadísticas del INDEC del tercer trimestre de 2019.
“El acceso a la educación básica cuenta con determinantes socioeconómicos, ya que 5 de cada 10 jóvenes de sectores bajos poseen el secundario incompleto, mientras que en los sectores altos esta relación se reduce a 3 de cada 10”, indicó el informe.
Respecto del acceso a la universidad, sólo el 27,4% de quienes pertenecen al estrato bajo lo logra, mientras que esta cifra asciende al 33,9% y 47% en el caso de los sectores medios y altos respectivamente. En los centros urbanos, la tasa de desocupación juvenil casi triplica a la de los adultos (20,7% versus 7,30%).
Apenas un 7% de adolescentes (16 y 17 años) se declaran activos en el mercado de trabajo, de los cuales un 20% se asume como “desocupado”. La desocupación de los jóvenes de hogares de ingresos bajos es tres veces mayor a la de los hogares con ingresos altos (31,2% vs 10,2%), según el trabajo.
Ambas entidades vienen desarrollando el “Monitor de Empleo Joven” con el objetivo de contar con “información precisa acerca de las juventudes y sus condiciones de vida, con la expectativa de motivar al Estado para abordar las problemáticas de inclusión de los más jóvenes”.
Desde la Fundación SES (Sustentabilidad, Educación, Solidaridad), alertaron que en las últimas décadas la inserción laboral de los jóvenes aparece en un lugar primordial en las discusiones de problemas de empleo y la inclusión social.
Políticas públicas
“Con el avance del neoliberalismo y la crisis de los Estados de Bienestar y del pleno empleo, lo que se puso en riesgo son las condiciones tradicionales de integración y desarrollo de las sociedades”, señaló el reporte.
Los autores del estudio explicaron que se requieren “estadísticas oficiales que nos den a conocer la especificidad de las juventudes”.
Cecilia López Chapato, socióloga y coordinadora de fundación, explicó que esta situación “dio paso a las desigualdades y ampliación de brechas de acceso y oportunidades”.
“Ese fenómeno comenzó a identificarse en la década de los 90, momento en que los colectivos juveniles se ven atravesados por un proceso de deterioro de los indicadores laborales respecto de la población adulta”, indicó.
Para la coordinadora, a partir de entonces se presenta una “brecha promedio de alrededor de 15 puntos porcentuales en la tasa de desempleo y a nivel salarial”.
“Si bien el cambio de milenio forjó un vuelco en el paradigma de construcción de las políticas públicas de empleo, en los 2000 las políticas comenzaron a pensarse desde la perspectiva de un modelo de desarrollo de país que implica la necesidad de garantizar derechos educativos para garantizar derechos laborales”, señaló.
La escuela, factor clave
López Chapato enfatizó que, desde esta perspectiva, para acceder al mercado de trabajo es necesario terminar la escuela: “La finalización del secundario es importante; la formación para el trabajo se concibe fuera y dentro de la escuela. Aquí las políticas como el Plan FinEs y Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, o las Becas Progresar, fueron clave e ilustran correctamente esta nueva perspectiva”, consideró.
“Hoy se requiere pensar la formación para el trabajo alrededor de las trayectorias culturales, educativas y sociales de las juventudes. Pensar a las juventudes en el marco de sistema de protección de derechos”, afirmó.
Por otra parte, a pesar de la persistencia de ya tres décadas de la problemática laboral de las juventudes, Chapato lamentó que “la estadística oficial no cuenta aún con una herramienta propia que permita diagnosticar rigurosamente esta situación”.
La socióloga explicó que desde Fundación SES y el Centro de Estudios Atenea crearon en 2017, el “Monitor de Empleo Joven”, como una herramienta de medición que desde la estadística oficial (Encuesta Permanente de Hogares-EPH, del INDEC) posibilite un “acercamiento riguroso a la situación educativa y laboral de las y los jóvenes urbanos de Argentina”.
El Monitor integra así un conjunto de indicadores que aportan información para conocer de cerca el escenario de los jóvenes poniendo énfasis en la educación, el trabajo y las desigualdades de género de las juventudes.
El Monitor indica que la mayor parte de los jóvenes ocupados (59%) se insertan en las ramas de Comercio, restaurantes y hoteles, Servicios comunitarios, sociales y personales y Construcción.
Estas ramas de actividad son las más afectadas por la informalidad laboral, la alta rotación de personal y el requerimiento de bajas calificaciones, lo cual explica las elevadas tasas de empleo informal joven.
La rama de la construcción, el comercio y los hogares particulares que contratan servicio doméstico son preponderantes para los y las jóvenes adolescentes (16 y 17 años) y baja su participación en los grupos de mayor edad.
“Las mujeres dedican al trabajo remunerado en promedio 10 horas semanales menos que los varones. Sin embargo, esas horas son dedicadas al trabajo no remunerado del hogar, el cual está fuertemente feminizado”, señaló.
Claves
- El 10% de las personas jóvenes se encuentra en situación de indigencia y un 35% de quienes tienen entre 18 y 24 años no completó la escuela secundaria.
- En los centros urbanos, la tasa de desocupación juvenil casi triplica a la de los adultos (20,7% versus 7,30%).
- La desocupación de los jóvenes de hogares de ingresos bajos es tres veces mayor a la de los hogares con ingresos altos (31,2% vs. 10,2%).
El mapa de la desocupación
La caída del empleo asalariado registrado afectó a la casi totalidad del país el año pasado, con excepción de las provincias de Neuquén y Santa Cruz, según un análisis realizado por la Unión Industrial Argentina (UIA) a partir de los últimos datos oficiales disponibles, correspondientes al mes de octubre.
El estudio destaca en particular el caso de Neuquén, con un incremento interanual de 4.400 puestos de trabajo (3,8% frente a 12 meses atrás), “impulsado por el aumento de la actividad vinculada a Vaca Muerta”. La otra provincia con mejora en el empleo (2,4%) fue la de Santa Cruz, con una economía fuertemente vinculada con las explotaciones petroleras y mineras.
Frente a esos repuntes, “las provincias más afectadas fueron las de Tierra del Fuego (-10,3% interanual), La Rioja (-6,2%) y San Juan (-5,5%)”, precisó el informe de la UIA.
En tanto, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) fueron hasta octubre pasado las jurisdicciones más afectadas por la caída en la actividad en niveles absolutos (con caídas de 52,8 mil y 41,4 mil puestos de trabajo respectivamente).
El retroceso del empleo asalariado formal en todo el país fue de 0,5% interanual (61.644 puestos menos), pese al crecimiento de 3% de los monotributistas (46.642 más que en octubre de 2018) y de los empleados públicos (1,3%, 42.362 puestos más).
A nivel sectorial, la provincia de Buenos Aires explica la mitad de la caída interanual del empleo industrial, en línea con la participación de la provincia sobre el total nacional (de 41,5%). En el segundo trimestre de 2019 (último dato disponible), la caída del empleo industrial en la provincia ascendió al 6,1% (31.271 puestos de trabajo menos).
En el caso de Tierra del Fuego, la provincia fue la más afectada por la caída de la actividad manufacturera, y presentó un descenso del empleo industrial del 23%.
Otras provincias con fuerte descenso del empleo asalariado total fueron las de Catamarca (5,2% en octubre frente a 12 meses atrás); Santiago del Estero (4,7%); Entre Ríos (4%); La Pampa (3,9%); Córdoba (3,7%) y Jujuy (3%).
Con caídas de empleo superiores al 2% interanual, en tanto, se ubicaron las provincias de San Luis, Santa Fe, Corrientes, Formosa, Chaco y Misiones, según el relevamiento de la Unión Industrial Argentina. En tanto, las menores disminuciones del empleo asalariado total, indicó el informe de la UIA, se registraron en Tucumán (-1,6%), Río Negro (-1,6%), Mendoza (-1,3%), Chubut (-1%) y Salta (-0,8%).
Fuentes: Medios Digitales