El concepto de narrativa transmedia se popularizó en este último tiempo, tanto en el ámbito profesional como académico. Sin embargo, sus bases son más antiguas de lo que se cree. De hecho, el primer teórico en introducir este concepto, fue el profesor estadounidense Henry Jekins en el año 2003, para hablar de historias que se contaban en más de un medio y en las que sus “fans” o usuarios participaban activamente del relato, generando nuevo contenido.
Más de quince años después, el concepto se fue puliendo hasta definir a la narrativa transmedia como una combinación entre la historia o con las plataformas en que se publica, y los usuarios que participan en la expansión de ese relato.
Según Julio Alonso, licenciado en Ciencias de la Comunicación y especialista en Educación y Tecnología, “muchas narrativas que fueron catalogadas como ‘transmedia’ en realidad no lo fueron, porque pese a desarrollarse en varias plataformas, sus usuarios, fans o televidentes participaban en foros de red para escribir cartas o proponer nuevos finales pero no implicaba la creación de algo nuevo”.
En este sentido, agregó que “muchos definen la interacción como sinónimo de reacción” pero la primera tiene que ver con “la posibilidad real de modificar algo de la narrativa”, mientras que la segunda tiene que ver con “elegir una opción o la otra, pero la historia ya está diseñada”.
Narrativas transmedia en educación
Ahora bien, ¿qué aportan estas nuevas narrativas en la educación? “Las narrativas transmedia parten de la base de las prácticas que tienen los estudiantes en su cotidianidad con las redes sociales y plataformas mediáticas. Entonces, lo que hay que trabajar es cómo atraer y generar que los estudiantes pongan al servicio de las tecnologías, lo que hacen todos los días: que cuenten una historia”, explicó Alonso.
Lejos de las miradas críticas o pesimistas según las cuales las TIC desconcentran a los estudiantes, “cualquier tecnología está diseñada para ser utilizada de cierta manera. No voy a decir si son malas o buenas, porque son los usos los que permiten o no que muestren sus potencialidades”, opinó.
En este sentido, el especialista dijo que “las narrativas transmedia permiten a los estudiantes utilizar sus propios consumos culturales y prácticas mediáticas o alfabetizaciones transmedia para trabajar de manera interdisciplinaria”.
“Lo bueno de la narrativa transmedia es que te permite enlazar distintos contenidos y distintas materias para poder jugar y aprender con los estudiantes”, opinó.
En este sentido, el aporte que hace la narrativa transmedia a la educación es justamente “unificar materias y espacios académicos porque sí o sí necesitás una materia como lengua, para la parte narrativa, una materia de informática para la parte transmedia y otra parte de interacción que puede involucrar cualquier otra materia”, explicó y aseguró que “es un producto vivo, que no queda sólo en los docentes que lo evalúan”.
Desafíos de la educación transmedia
Finalmente, Alonso habló de los desafíos a los que se enfrenta la narrativa transmedia en la educación. “El desafío es el de siempre y el que tenemos la mayoría de los educadores, que es tratar de entender qué es educar al otro”.
Finalmente, afirmó que cree que “es un elemento más que nos permite poder acercarnos a los estudiantes, establecer un vínculo y generar espacios de aprendizajes. No importa el contenido, la técnica o la metodología, el desafío es siempre ese”.
Crear algo nuevo
Julio Alonso sostiene que “muchas narrativas que fueron catalogadas como ‘transmedia’ en realidad no lo fueron, porque pese a desarrollarse en varias plataformas, sus usuarios, fans o televidentes participaban en red para escribir cartas o proponer nuevos finales pero no implicaba la creación de algo nuevo”.
Un proyecto transmedia
Rosario, en Santa Fe, se situó en la vanguardia de las narrativas transmedia con el proyecto “De barrio somos”, una propuesta de Fernando Irigay junto a su equipo. Se trata de un recorrido por la cultura de clubes barriales a través de diversos lenguajes y formatos (serie documental, libro, juego de mesa, álbum de figuritas o cromos, imagen 360, fiesta popular).
De esta manera, el proyecto declarado de Interés Provincial y Municipal, crea una narración en múltiples plataformas que combina las pantallas con un fuerte compromiso físico con la comunidad.