Un concurso de voces en su San Javier natal, definió en Julia Leonor Cardozo su futuro y su vocación. Esa, que después de 40 años de ejercicio, defiende a capa y espada quien es considerada una de las mejores voces del éter misionero.
En 1973, cursaba el cuarto año de la Escuela de Comercio N° 5 cuando se inauguró la emisora LT45 Radio Difusora San Javier que transmitía en 1500 Khz, y buscaban que gente de la zona trabajara en el medio. Desde la emisora, llamaron a un concurso de voces para seleccionar locutores. Una compañera suya, que había escuchado el anuncio, la invitó a presentarse.
“Le respondí que éramos muy chicas, pero la acompañé de todos modos. También fueron otros compañeros del colegio. Todos hicieron una fila y los fueron llamando para leer un texto extenso, mientras yo me quedé a un costado. Cuando todos rindieron, la persona que estaba tomando el examen me preguntó si no iba a hacer la prueba, y ante mi negativa dijo: ya que estás acá, ¿por qué no pasas? Después de una semana me avisaron que había sido la ganadora del concurso. Imaginate en qué brete me ponían, porque no tenía ni idea de lo que era trabajar en un medio de comunicación”, señaló Cardozo, al recordar sus comienzos en la radio aún vigente en la zona del Alto Uruguay.
A la hora de la verdad, “me presenté para ver cómo trabajaban. Había poco personal en la radio. La locutora se había enfermado y me dijeron que tenía que comenzar a hacer micrófono. No sólo las rodillas me temblaban, sino que todo el cuerpo porque realmente era un compromiso”, rememoró a la distancia, sumamente relajada, y compenetrada en su carrera. Así comenzó.
“Después me fue gustando, empecé a hacer cursos, talleres” que el Comité Federal de Radiodifusión (ComFeR) conjuntamente con el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER), con sede en Capital Federal, dictaba en las distintas provincias. “Había cursos de locución, de radio, de fonética, y yo me anotaba en todos. Me iba perfeccionando y aprendiendo más cosas que tenían que ver con ser locutora y estar delante de un micrófono. Así pasó el tiempo, me llamaron para rendir, para que me habilitaran, porque nos daban una habilitación que era por 60 días, por un año, por cinco años, a medida que ibas creciendo profesionalmente”, comentó, quien también es licenciada en Comunicación Social.
Estuvo casi diez años en LT 45, a la que considera “su escuela”, y después se tomó vacaciones. Su idea fue trabajar siempre en un medio de comunicación más grande y seguir estudiando. Cuando tuvo la posibilidad -tenía contactos, compañeros, que trabajaban en Posadas, con los que había compartido talleres-, pegó el salto.
Llegó a la capital de la provincia y presentó su currículum en LT 17 cuando el director era Silvio Orlando Romero. “Me tomaron una prueba, hice algunas grabaciones, y a la semana, Romero me llamó y me dijo que me tenía que presentar el 1 de febrero de 1984. Tuve la suerte de quedarme”, expresó. Aquí se cumplieron 35 años de trabajo. Significa varias décadas de trayectoria, de diferentes formas, en las que la radio se fue transformando.
De rígida, estructurada, “donde nos teníamos que aferrar a un libreto, se convirtió en una radio más espontánea, más abierta, con la vuelta de la democracia”.
Entiende que en la actualidad la radio también sufrió otra transformación que tiene que ver con las nuevas tecnologías. En este largo camino de la locución, de medios de comunicación, tuvo la posibilidad de trabajar en otros lugares. “Estuve cinco años en Canal 12, haciendo locución en off y tuve experiencias haciendo cámara, algo que nunca me resultó atractivo. Me ofrecieron ser presentadora de noticias, propuesta que también rechacé”, sostuvo Cardozo, quien “quería seguir en la radio y hacer locución en off”. Cumplió tareas con otros grandes conductores y profesionales como Ricardo Manuel Odziomek, al que siempre lo llamaban para la conducción de festivales.
“Conduje la Fiesta de la Madera, del Docente, del Té, la Fiesta de los Inmigrantes, de la Yerba Mate, y del Festival Nacional de la Música del Litoral. También con Jorge Valdez, con “Cacho” González, con Daniel Ayrala, haciendo co-conducción y publicidad sobre escenario”, agregó.
Aseguró que esta profesión “no me hizo rica pero me dio muchísimas satisfacciones. Realmente amo lo que hago. Nunca sufrí o me sentí mal o fue un peso ir a trabajar durante un día feriado, por ejemplo. Trabajamos sábados, domingos, y debimos levantarnos en Año Nuevo para entrar a las 5. Realmente para mí esta profesión fue y es un disfrute”.
Es que cree que cuando “se hace con amor y uno trabaja en lo que le gusta, no significa un sacrificio. No pesa. Pasaron más de 40 años y sigo con el mismo entusiasmo de siempre. Eso de llegar al micrófono y comenzar cada día algo diferente, me transforma”, alegó, quien en La Dulce dejó a sus padres Julio Telmo Cardozo y Elena Figueredo (ya fallecidos) y a sus hermanos: Eduardo, Orlando, Yolanda y Fátima Elena.
“Una comunica y es responsable del mensaje que hace llegar al oyente. El agradecimiento es para toda la audiencia que nos acompaña, que nos escucha permanentemente. Uno de los mayores premios y satisfacciones, es que la gente te reconozca en la calle, que diga te escuché, o se dan vuelta cuando escuchan tu voz y preguntan ¿Julia Leonor? Eso creo que es lo mejor que le puede pasar a un profesional del micrófono. El reconocimiento de la gente. Eso está por encima de todo”, aseveró, visiblemente emocionada.
“Estoy viviendo una parte linda de mi vida donde realmente estoy disfrutando muchísimo de mi profesión y de la cosecha. De lo que fui sembrando a lo largo de este tiempo. Hubieron cosas lindas pero también lágrimas en el camino. Pero me quedo con las alegrías y satisfacciones. Me gusta lo que hago, siempre con el mismo entusiasmo, con el mismo interés. Trato de aggiornarme a las nuevas tecnologías no sólo para enseñar a los alumnos sino para hacer mis programas”, reconoció.
Confió que en la última entrega de los premios Guacurarí se puso contenta porque varias exalumnas (Silvia Ferreyra, María Fernanda Duran, Yanina Almada, Alejandra Farías) recibieron la estatuilla. “Son muy buenas locutoras que están luchando en un camino que no es muy sencillo”.
Forma parte del cuerpo docente del Instituto Montoya desde que se inició la carrera de Locutor Nacional, hace 28 años. “Hace poco nos hicieron un reconocimiento por la labor, y por los 46 años de trayectoria, que cumplí el 1 de septiembre, fecha que no olvido porque es el cumpleaños de mi abuela materna, de la que heredé el nombre de Leonor (Julia es en honor a su abuela paterna)”, dijo, al tiempo que agradeció “inmensamente a las personas que me acompañaron en este tiempo, porque uno no anda solo por la vida. Están los que siempre te dejan algo”.