Casi que no encuentra las palabras a la hora de expresar la emoción que lo embarga. Mira al río, su confesor de todos los días y quien le da fuerzas para responder. “Es un orgullo, un sueño hecho realidad”, responde entonces, con firmeza, Leo Cabrera (16), cuando se le pregunta qué siente al ser el primer misionero en una Selección Argentina masculina después de más de una década.
La larga ausencia del canotaje misionero a nivel nacional comenzó a disiparse algunos años atrás, principalmente con la creación y el desarrollo del club Río Paraná, uno de los puntales en el regreso de los posadeños al río. De allí salieron, por ejemplo, Sofía Del Valle o Micaela Gasc, de las últimas convocadas a la albiceleste en la rama femenina.
Sin embargo, en la rama masculina, hubo que esperar un poco más. Y el tiempo, finalmente, dio la razón: en las últimas horas, la convocatoria extraoficial a Leo se confirmó por medio de la citación de la Federación Argentina de Canoas para la concentración internacional Junior, que se llevará a cabo desde el 13 de diciembre en Rosario.
“Me propuse no parar hasta llegar. Y mi sueño ahora es estar en el Panamericano de Colombia, en mayo del año que viene”, le dijo a EL DEPORTIVO el palista posadeño, quien obtuvo su lugar en la concentración albiceleste tras el notable rendimiento que obtuvo semanas atrás en el Argentino de Velocidad de Concordia. Se viene un año cargado para Cabrera.
Leo, ¿cómo arrancaste con el canotaje?
Empecé en la vieja Escuela Municipal, con Adrián Palamarchuk y Nico Robin, cuando tenía 11 años. Yo hacía fútbol y otros deportes, pero no me gustaban tanto. Y el canotaje me entusiasmó enseguida. Comencé de manera recreativa, pasaron algunos años y empecé a competir, a ponerme objetivos. Me acuerdo que tenía un amigo que andaba mejor que yo, entonces yo me ponía como meta mejorar y llegar a su nivel. Y así empecé, de a poco. Mi primer alegría grande fue en un Provincial, en El Brete, donde salí segundo. No lo podía creer.
Antes de Concordia, ¿imaginábas esta realidad?
La verdad es que fue un esfuerzo muy grande, pero nunca imaginé tener esta posibilidad. En el Selectivo de Concordia me fue bien. Fui cuarto en K1 1000 metros y en K1 500 metros, y después con mi compañero Pedro Arce fuimos medalla de bronce en K2 1000 y K2 500, además del tercer puesto en K4. Cuando terminó el torneo, se me acercó el entrenador de la Selección Argentina y me dijo que me esperaba en diciembre en Rosario. Cuando me lo dijo, me puse muy feliz. No lo podía creer.
Un sueño hecho realidad…
Tal cual. Es así. Un sueño enorme. En el Argentino del año pasado no me fue muy bien, entonces me propuse mejorar para este año. Fue mucho esfuerzo, entrenar todos los días bajo lluvia o con el río bravo, sin importar el cansancio. El año pasado hasta me fui pedaleando a Itatí para que este año me vaya mejor. Y bueno, todo ese sacrificio ahora tiene sus frutos. Tengo pensado volver en bici a Itatí para agradecer, pero este año no va a poder ser porque la fecha de concentración coincide. Esa es una deuda pendiente para mí.
Primer sueño adentro… ¿y ahora?
Ahora mi sueño a corto plazo es formar parte del equipo que va a viajar en mayo próximo al Panamericano de Colombia. Y a largo plazo, sueño con participar en un Mundial o en los Juegos Olímpicos. Me imagino estar ahí, pero sé que no es fácil. Voy a dejar todo para lograrlo.
¿Cómo te imaginás ese 13 de diciembre? ¿Ese primer día en la Selección Argentina Junior?
No sé, es muy loco. Me imagino estar viajando rumbo a Rosario. Toda la expectativa. Estar allá dos semanas con los mejores del país seguro va a ser increíble. Por lo que me contó mi compañera, Sofía Del Valle, es una experiencia muy linda compartir todo eso, entrenar, conocer y disfrutar. Va a ser inolvidable.
¿Cómo fue el entrenamiento para llegar hasta acá?
Cuando empecé, a modo recreativo, entrenaba dos veces por semana. Y ahora ya es todos los días. Me levanto temprano a la mañana y, si no tengo que ir al colegio, vengo a remar o a hacer gimnasio. Ya es algo común. Y si tengo clases, vengo a las 15 y me quedó hasta las 19. Firme todos los días, de lunes a sábados, sólo los domingos descansamos. En los entrenamientos tenemos trabajos de fondo, pero sincronizados con velocidad. Por ejemplo, en un trabajo de una hora y media, hacemos tiradas de 5 o 10 minutos. Y después a la tierra al gimnasio o a trotar un poco, para complementar el canotaje con otras actividades. Creo que por semana llegamos a hacer entre 30 y 40 kilómetros. Fácil.
¿Cuáles son los secretos en la alta competencia?
Mucho tiene que ver la parte psicológica, porque tenés competidores que te estudian antes de la competencia, para saber dónde y cuándo apretar el ritmo. Vos en el entrenamiento ya tenés que ir practicando eso, regular tu energía, saber administrar, entender cuál es el momento de mayor y menor ritmo. No podés quemar todo de arranque porque si no te podés quedar sin resto. Lo único seguro es, como me dice siempre Nico Robin, mi entrenador, que del bote tenemos que bajarnos en camilla. Es decir, dejar todo. Todo eso se trabaja también en el entrenamiento. Es difícil entrenar la velocidad, esa frecuencia. Lleva su tiempo.
Hay mucha inversión que quizás no está a la vista… Por ejemplo, ¿cuánto sale el bote con el que competís?
Bien, este es un K1 marca Nelo, un bote importado. Tenés diferentes marcas nacionales como Delfín o Anaico. Y después este, Nelo, que lo fabrican en Portugal. La diferencia está en la resistencia. Y tanto esto como todo, lo compramos a pulmón. Para que te des una idea, un bote de estos puede llegar a valer, por ejemplo 3.500 dólares.
¿Tiene que tener un peso mínimo?
Sí, en el caso del K1, tiene que tener un peso reglamentario de 12 kilogramos. Terminada la prueba, los jueces te piden que vacíes el agua del bote y te lo pesan. Si pesa menos que eso, te descalifican. Es que, si el bote es más liviano, existe una diferencia a la hora de competir.
¿Qué lugar le das al canotaje en tu vida?
Para mí, el canotaje es mi historia de vida. No pienso dejar de remar nunca. Siento que cada día me supero, siempre con el objetivo de estar un poco más alto. Siempre recuerdo que hace dos o tres años me iba a Buenos Aires, a competir en los torneos nacionales, y quedaba en el séptimo u octavo puesto. Sin embargo, nunca dejé de decirme a mi mismo que tenía que mejorar, que debía llegar más adelante. Y así fui sumando experiencia y me fui superando. La verdad es que dejé todo en cada entrenamiento. Estuve así todos estos años y, en particular, desde marzo pasado, que nos venimos preparando con los chicos del club. Entrenamos los fines de semana largos, a veces en tres y hasta cuatro turnos. Siempre me propongo no parar hasta llegar al objetivo. Y creo que estos son los frutos.
¿Qué le decís a los más chicos? ¿A los que, como vos, tienen 10 u 11 años y recién empiezan?
Lo que siempre digo es que, en este deporte, si entrenás y sos constante, sí o sí te va a ir bien. Y para nosotros es un orgullo ver a los más chicos, a los de esa edad, que cada vez están creciendo más. Ellos ven estas cosas y se entusiasman. Entonces yo trato de motivarlos, de invitarlos a que entrenen. Por esas cosas es que nuestro club está creciendo día a día. Uno se encariña mucho con el club, ya es como nuestra casa, como una familia.
¿Sabés quién fue el último misionero convocado a la Selección masculina?
Según lo que me dijeron, creo que fue Emanuel “Coki” Vázquez Mieres, allá por 2003. Lo que es seguro es que pasaron más de diez años, porque en 2010 sucedió la Tragedia del Paraná (N. de R: el fatídico cruce a nado del río que se cobró la vida de ocho nadadores) y eso provocó un parate en el canotaje misionero, que volvió a renacer entre 2013 y 2014.
¿Qué se siente ser el encargado de romper con esa racha?
Tuve la oportunidad de decírselo a los chicos más grandes del club, a los que en su momento estuvieron en la Selección, que son quienes me dieron muchos consejos para que yo ahora viva esto. Para mí, es un orgullo seguir los pasos de ellos.
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Además los logros en el Argentino, Cabrera se quedó con el primer puesto tanto en la segunda como en la tercera fecha del Torneo Provincial, donde pelea por consagrarse campeón por primera vez. Además, ganó la segunda del Regional en Chaco. “Este fue mi año”, sintetizó Leo.