Entre las experiencias dentro de aulas misioneras, los docentes en ocasiones se encuentran con chicos que se destacan en algunas áreas curriculares puntuales. Este es el caso de los llamados “talentos especiales”, que tras sancionarse una Ley Provincial tendrán una herramienta para detectar estos casos e incentivar su formación con clases particulares. Leonel Figueroa (17) es uno de estos jóvenes y su historia, sumada a la de otros, fue la base del proyecto presentado en la Legislatura.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN la madre de Leonel, Rocío Garcete, contó cómo fue el desarrollo y las dificultades que afrontó su hijo, tanto en la escuela como en la sociedad: “Al conocer a Leonel te das cuenta que es diferente por el vocabulario que utiliza. Siempre utilizó palabras muy avanzadas para su edad. Él al año ya hablaba y caminaba, incluso dejó los pañales por decisión propia; si se lo poníamos se los sacaba y los tiraba lejos; cosa que nos daba un cierto de temor porque no sabíamos si iba a poder dejarlo solo”, recordó.
A diferencia de otros niños, “Leonel tenía unas ganas de aprender y lo hacía con rapidez. Eso nos llamaba mucho la atención porque no era como los otros niños; tengo otros dos hijos y además soy maestra, así que me di cuenta de que era diferente a mis alumnos en el aprendizaje. Notábamos que a él no le interesaba los juguetes convencionales, como los autitos, sino que le agradaba experimentar con objetos que encontraba e inventaba juegos. Sus intereses siempre se enfocaron más en el descubrir cómo funcionan las cosas y cuando le comprábamos los juguetes los dejaba de lado o les regalaba a sus hermanitos. Al momento de entretenerse, no miraba dibujos en la televisión, era como si le aburriera. Al cambiar los canales ponía en documentales y absorbía toda información; por ejemplo, a los 4 años ya sabía cómo era la reproducción humana”.
El comienzo de clases
Rocío contó que uno de los desafíos más grandes fue el iniciar la escuela: “En la salita de 4, estuvo bien por unos meses y luego me dice que ya no quiere ir más. Al preguntarle los motivos, siempre pensando lo peor o que le pasó algo, me responde que no quería estar más ahí, le habían cambiado de maestra y no se llevaban bien; así que no lo llevamos más. A la salita de 5 tuvo que ir pero tampoco le gustaba y se aburría muchísimo porque no quería jugar lo mismo que los otros niños ni disfrutaba de las canciones infantiles”.
Asimismo, aclaró que “somos misioneros que nos mudamos mucho. Vivimos en Buenos Aires y cuando Leonel era pequeño regresamos a Misiones, donde estuvimos en varias localidades. Fue ahí donde nos dimos cuenta que tampoco congeniaba en las escuelas de la provincia. Por eso, si bien concurría a clases porque era algo obligatorio, comenzó a estudiar más por su cuenta. Hay materias que no les interesa entonces investiga más en otros temas y en algunas áreas sucede que quizás no cumple pero no es porque no puede dar más, sino porque no le gusta o ya conoce ese tema. Estuvimos en Santa Ana hasta que llegó al sexto grado y continuaba sin sentirse a gusto porque en la escuela las maestras no lo entendían. Eso es algo habitual en los chicos con alta capacidad y en ese momento ya estaba investigando cómo poder ayudarlo”.
Actualmente, este joven se encuentra cursando su último año en la EPET 1 de Posadas, mientras busca maneras de desarrollar su intelecto en otras áreas. Sobre esto, su madre indicó que “como padres incentivamos que respete al docente y que cuando sea necesario de manifestar sus conocimientos en los momentos oportunos. También estudió violín en el Centro del Conocimiento y piano en Leandro N. Alem, donde sólo vivimos seis meses. Hace un tiempo también pasó por la Escuela de Robótica pero no quedó porque no tenían horarios compatibles con sus clases. En el Centro del Conocimiento estuvo en el Infinito por Descubrir pero no siguió por falta de materiales para el desarrollo del proyecto que tenía en mente, así que prefirió dejar de ir”.
Luego de ponerse en contacto con círculos especializados en Buenos Aires, “tuvimos una audiencia con el diputado Kreimer donde llevamos unas ideas relacionadas con la educación emocional y la otra que contemplaba a los chicos con altas capacidades. En Misiones, hasta el momento los chicos que comparten esta cualidad no se conocen entre ellos. El pasado 4 de julio, cuando se logró la sanción de la Ley de Talentos Especiales, nos encontramos con otros jóvenes del interior de la provincia. Ese día, cuando se conocieron y hablaron entre ellos era como si compartieron el mismo idioma”, señaló.
Un programa provincial
Este proyecto aprobado en la Legislatura misionera “posibilita que las autoridades educativas puedan desarrollar herramientas de detección y diagnóstico para flexibilizar la educación. En este sentido, algunos chicos podrían pasar de grado más rápido y evaluarlo de manera adecuada antes de tomar la decisión de que vaya con otros chicos más grandes. Lo más correcto sería que si encontramos en una escuela un grupo de chicos que comparten el interés por la música, generar alguna actividad paralela fuera del horario de clases en la que se pueda profundizar en sus conocimientos relacionados con su área de interés”, explicó el diputado provincial Víctor Kreimer, en diálogo con FM de las Misiones.
A su vez, señaló que “la Ley está pensada como una herramienta para ofrecer a los chicos una contención. La autoridad de aplicación será en conjunto entre el Consejo General de Educación y el Ministerio de Educación de Misiones, con la creación de un gabinete interdisciplinario con la participación de expertos en educación así como psicólogos, psicopedagogos”.
Becas para estudiar
La Ley contempla la posibilidad de acceder a una ayuda económica para estos jóvenes. Sobre esto, Kreimer contó que “las becas están previstas para los chicos que se compruebe sus condiciones y necesidad”.