Existen diversos tipos y sistemas de viviendas de madera transportables; algunos diseños permiten el traslado de la unidad en forma completa y listo para la instalación -incluso, pueden movilizarse con mobiliario-, mientras que hay otros, como las casas comprimidas, cuya estructura está plegada y se arman directamente en el lugar de destino a partir del despliegue de las piezas, con un potencial de triplicar el tamaño inicial.
Estas tecnologías hechas en madera tienen un denominador común y es que resultan una rápida solución para brindar contención en situaciones de emergencia social provocadas por eventualidades climáticas o por otras contingencias, como incendios y desmoronamientos edilicios. Asimismo, son una herramienta que contribuye a resolver demandas habitacionales de los trabajadores rurales que periódicamente deben trasladarse, como el caso típico de forestales y zafreros.
Convencidos de la nobleza que asegura esta alternativa y en el marco de un proyecto realizado con actores locales y expertos de Canadá, técnicos del INTA Concordia -Entre Ríos- trabajaron en la adaptación de los diseños de viviendas de madera a las condiciones regionales y recomiendan su construcción en zonas rurales y urbanas. Con buena capacidad de aislamiento térmico, las unidades son de fácil y rápida instalación respecto de las construcciones en mampostería y pueden autocargarse y transportarse de un lugar a otro.
De acuerdo con Martín Sánchez Acosta, especialista del INTA Concordia, “las viviendas transportables son un muy rápido paliativo para situaciones de emergencia social, puesto que pueden instalarse con facilidad a partir de su colocación instantánea sobre pilotes o simplemente ‘dados’ de hormigón”.
Para Sánchez Acosta “las viviendas de madera son una propuesta tecnológica que puede ser considerada tanto por los programas públicos de desarrollo de infraestructura como por otros actores que trabajen en la resolución de problemáticas habitacionales en el territorio”.
En este sentido, el técnico indicó que “la implementación de estos diseños por parte del Estado debería contemplar la creación de uno o varios núcleos de viviendas en lugares estratégicos del país, de manera que estén disponibles su ocupación en casos de necesidad y sean devueltas una vez solucionado el problema”. “Esta propuesta evitaría el usual empleo de otras instalaciones como gimnasios, galpones y escuelas, que incluso deben interrumpir sus actividades para ofrecer una alternativa habitacional”, agregó.
A su vez, Sánchez Acosta destacó que “la construcción de estas viviendas genera empleo, mano de obra y consumo de materiales regionales –pino, eucalipto y álamo, en el caso de la zona de influencia de Entre Ríos–, al tiempo que ayudan a mitigar contextos de emergencia de amplio alcance y a mejorar la calidad de vida de los afectados”.
En 2014, técnicos del INTA Concordia recibieron una capacitación brindada por expertos del Instituto EMOICQ de Quebec de Canadá –el mayor centro de formación en construcción en madera del mundo– durante la construcción de dos viviendas de madera, una fija en Federación y otra transportable en la plaza principal de Concordia.
Además de la promoción de la tecnología y de su potencial para el agregado de valor de materias primas regionales, Sánchez Acosta indicó que uno de los objetivos trabajados apuntó a generar viviendas fácilmente plegables y transportables de buena prestación y habilitadas para las necesidades habitacionales de operarios forestales y trabajadores rurales, de acuerdo con las exigencias de habitabilidad previstas en el Régimen de Trabajo Agrario.
La tecnología utilizada provino de Canadá y el diseño fue simplificado por los equipos del INTA y del EMOICQ, a fin de que las viviendas plegables pudieran significar una real mejora respecto de las viviendas hechas en contenedores, que suelen emplearse en el país. Al ser de madera, las unidades tienen una mejor aislación al frío y al calor y a la humedad que el metal y, por sus dimensiones y su bajo peso, pueden ser subidas y bajadas de un camión sin asistencia de grúa.