Hace 27 años tan solo eran dos niños con una misma pasión: la música. Se juntaban para hablar de los temas que sonaban en la radio y soñaban con ser Dee Jay’s. “Todos los días imaginábamos que animábamos una fiesta. Y más adelante nos veíamos tocando en algún boliche y eso para nosotros era lo más importante en nuestras vidas”, recuerda hoy Alfredo Gottschalk.
Su historia comenzó cuando un amigo en común, “Caño Sosa”, los presentó. Tenían 13 y 14 años, iban a colegios distintos “pero nos unía las ganas de intercambiar música. Y así empieza nuestra amistad”, cuenta Martín Cortés.
Inquietos por trascender, ávidos por crear y, sobre todo, dispuestos a mantener con todo su esplendor las ganas de emocionar a toda una generación que, sin duda, bailó al ritmo de estos dos amigos.
Era 1992, no existían las redes sociales y tampoco los teléfonos celulares. Entonces, “nosotros nos juntábamos con los amigos, con quienes compartíamos las mismas preferencias. Lo hacíamos para intercambiar experiencias, discos y hablar del tema”, relata Alfredo.
Pronto el dúo Cortés- Gottschalk se hizo notar entre los adolescentes. Y aparecieron los primeros trabajos. “Yo todavía recuerdo cuando sonó el timbre del teléfono y escuché la voz de Alfredo: ‘Martín, agarramos un 15’. ¿Podés creerlo? Nosotros con 14 años íbamos a pasar música en la fiesta de una chica, que era súper popular”, cuenta Martín y agrega “en ese cumpleaños iban a estar todos y nosotros seríamos los Dee Jay’s”.
Alfredo consiguió una cámara de fotos prestada y le dijo a Martín “vamos hacernos fotos en el boliche”, fue una tarde. Ellos celebraban porque por primera vez harían las previas en un boliche. La foto fue tomada antes de su presentación oficial, un viernes 16 de octubre de 1992.
Lanzados a la aventura musical “fuimos a hablar con los padres de la chica para pedirles permiso, queríamos pasar nuestra música. También recuerdo que terminamos poniendo plata para alquilar los equipos, no nos importó. Sólo queríamos pasar música en ese 15”.
Pero lo que parecía ser el sueño a punto de cumplirse, terminó en una verdadera pesadilla.
“En definitiva tuvimos que pagar mucho más porque hubo un imprevisto en nuestra noche de debut”, detalla Martín. “Sólo pasamos tres temas”, resume Alfredo.
“Tenés razón, fueron tres temas y el último fue ‘La Pachanga’ de Vilma Palma, antes de que se apagara todo”, completa Martín. Y sigue “los cables del sonido pasaban por encima de los ventiladores. ¿Qué pasó? los ventiladores absorbieron los cables y reventó todo”.
La luz no regresó hasta las 5, “la cumpleañera lloraba y nosotros corríamos por todos lados buscando un equipo de música o lo que sea. Nos querían matar. Ese fue nuestro debut”.
Y cuando volvió la luz “nos habían robado la púa, la cápsula de la bandeja. Esa chica no se olvida de nosotros, nunca más. Y nosotros tampoco nos olvidamos”.
Durante semanas “lloré en mi casa porque soñábamos una cosa y fue todo lo contrario”, reflexiona Martín.
Lo que vino de ahí en más fue el despegue. Porque lejos de abandonar todo “seguimos compartiendo la música y la amistad”. Al punto de convertirse en dos de los mejores Dee Jay’s de Misiones. Martín y Alfredo tienen miles de anécdotas porque son años “y nos conocemos con nuestras mañas, sabemos cómo somos y nos queremos así. Porque para nosotros la amistad es saber que cuando necesitás a tu amigo, él va a estar ahí. Siempre va estar”.
La música nos une, encontramos en ella un medio para lograr nuestros sueños y nos atrapó, no la podemos dejar”, Martín Cortés.
Es una amistad que creció. Con el tiempo tomamos rumbos diferentes pero nos sigue uniendo la música, nuestra pasión está intacta”, Alfredo Gottschalk
Por
Susana Breska Sisterna
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Producción fotográfica: O. Ibarra