De entre los aproximadamente diez mil fanáticos que hasta la noche del viernes coparon la parada en el autódromo Rosamonte de la capital provincial, apenas uno tuvo el tupé de entrar sin pagar entrada. Y no es por los contactos o como polizón. Por lo menos por ahora, a los perros no se les cobra el ticket. Y Fidel, le saca el jugo: recorre el país junto al Turismo Carretera y ya es su tercera vez en Posadas. Perro que ladra, no muerde. En todo caso, hincha por el óvalo.
Los poco más de veinte integrantes de las barras Los Stuckers y La Histórica, todos de la localidad entrerriana de Concepción del Uruguay, hablan con orgullo de Fidel, fiel compañero en tantas travesías detrás del automovilismo. Y como si fuera un hijo, muestran fotos: el can sentado en plena truqueada, cual si fuera un jugador más; o al lado del acordeón, en las largas madrugadas a pura música.
Osvaldo Pinyet (35) es el dueño -si es que está bien decirlo así- de Fidel, más que una mascota, un literal compañero de ruta. “Hace más de diez años que seguimos al Turismo Carretera. Tenemos una peña armada, un grupo muy lindo y organizado, todos los meses juntamos plata y, cuando llega la hora de ir, ya tenemos la guita y nos mandamos”, explica Osvaldo a EL DEPORTIVO.
La tarde de viernes cae en el autódromo posadeño, los motores ya se apagaron y ahora llega el momento de la vigilia. En el camión de los entrerrianos, Fidel es rey. Y todos los que pasan cerca se acercan a saludarlo. “Esta es la tercera vez que vengo a Posadas y que él viaja con nosotros, pero ya lo hemos llevado a todas las otras carreras. Fidel estuvo en San Nicolás, en Toay (La Pampa) o en San Juan”, agrega Pinyet. A su lado, Rafael, otro miembro de la barra, agrega: “es fiel a nuestra peña”.
Fidel va donde va Osvaldo. “Es mi copiloto”, aclara el entrerriano, quien no quiere dejar pasar la entrevista sin recalcar que, como él, el animal es fanático de Ford. “Ojo, acá tenemos de todo, de Torino, de Chevrolet, pero él se porta bien y no muerde a nadie”, se ríe Pinyet, quien aclara que, más allá del frío, el viaje a Misiones valió la pena: “¿El frío? no pasa nada, mirá cómo estamos, tenemos guitarra, acordeón, viene la gente y se suma a nosotros y Fidel. Esto es lo lindo, lo impagable, lo que no se puede explicar”, cierra el entrevistado. A su lado, Fidel mueve la cola. No hay dudas que piensa lo mismo.
De regreso a casa
La llegada de la octava fecha del Turismo Carretera a Posadas fue también la excusa para que varios misioneros que viven fuera de la provincia regresaran a la tierra colorada, tal el caso de Félix Ruiz Díaz, oriundo de Oberá pero con residencia en Capital Federal desde hace 32 años.
“Me trajo de vuelta la pasión por el automovilismo, por los amigos con los que nos reunimos cada vez que venimos. Gracias a los fierros hoy tengo amigos en Chaco, Formosa, Corrientes, Santa Fe, Rosario, Buenos Aires y La Pampa, por todos lados. Siempre hago este recorrido siguiendo al TC, es la pasión que tenemos y llevamos dentro”, especificó Félix, quien llegó el jueves en avión y enseguida se instaló en el autódromo capitalino.
Ruiz Díaz fue uno de los “sobrevivientes” de la fría noche del miércoles y madrugada del jueves. “Estuvo bravo el frío, pero todo sea por el automovilismo y por los amigos, todo esto no tiene precio. Vale la pena cada segundo y más todavía si gana Chevrolet, mi ídolo es Guillermo Ortelli y quiero que vuelva a ser campeón. Si gana en Posadas, no sé cómo voy a hacer para celebrar”, explicó uno de los hijos pródigos de la tierra colorada que regresó detrás de una pasión.