Celina Figueroa y María Millán, colaboradoras en uno de los ocho merenderos que dependen de la capilla Jesús Misericordioso, amasan el pan mientras rezan por un milagro. Ayer les quedaba leche para un día más, y el domingo tuvieron que darle té negro a los chicos.
Desde hace varios meses, estas mujeres junto a Alicia Insaurralde, encargada de Cáritas de la capilla, su sacerdote, Gervasio Silva, y algunas personas más, hacen de todo para conseguir los insumos para la leche de la tarde, pero en verdad lo único que han visto multiplicarse últimamente han sido bocas.
“Pasamos de hacer la leche para 80 chicos a 300 y eso supera todo esfuerzo”, contó María con la esperanza de que se haga pública la difícil situación y que aparezca un “buen samaritano” a salvar el día.
“Para hoy tenemos leche y pan, pero no sabemos qué va a pasar el resto de los días. Ya han habido días en los cuáles tuvimos que decirles a los chicos que no había nada, y usted no se imagina lo doloroso que es”, dijo con tristeza a PRIMERA EDICIÓN.
La populosa capilla asentada en Itaembé Miní, ubicada en el corazón del barrio, atiende a los chiquitos de las chacras y asentamientos en los alrededores.
“Cada equipo busca la forma de conseguir la leche y el harina para amasar el pan; en total se atienden 500 niños al día, pero hay quienes vienen con sus jarras o botellas, porque la comparten en familia y para muchas de éstas, es la cena”, explicó, el sacerdote Silva.
De todas formas, lejos de desesperanzarse, los colaboradores no bajan los brazos y ya se organizan para una ambiciosa campaña que les permitirá acopiar insumos para varios meses (ver cuadro) y cubrir la demanda de los ocho merenderos que dependen de esa iglesia.
“Reflejo de la crisis”
En los tres últimos meses el aumento de chicos que se acercan a buscar la leche pegó un salto y se pasó de atender entre 50 y 80 chicos (según del día) a preparar el pan casero y la leche para 280 y hasta 300 personas.
Sin ayuda
“De los ocho merenderos a cargo unicamente dos reciben una pequeña ayuda adicional, los demás estamos por nuestra cuenta para generar ingresos y cubrir los gastos o bien conseguir la ayuda de particulares”, contó Millán.
“Hacemos ferias u otra actividad, el domingo vendimos arroz con pollo, y alguna gente nos trajo algo de leche y harina. El padre Gervasio se dedica mucho a generar esta ayuda y mediante ello todavía estamos”, explicó la mujer.
Por su parte indicó el sacerdote: “El año pasado habíamos hecho una linda campaña que tuvo una linda respuesta de la gente y nos ayudó a estar tranquilos un par de meses, pero vemos que los números de los asistentes dieron un salto”.
“Los chicos provienen de distintos barrios, sobre todo de los que están situados detrás de la parroquia. Incluso muchos de ellos son barrios de IPRODHA, no asentamientos, como por ejemplo el barrio Esperanza, pero con familias muy carenciadas”, describió Silva.
“Por ahí lo que nos queda faltante es la leche, porque se usan entre ocho y diez cajas de un kilo por día”, contó Silva.
Para colaborar con esta misión, los interesados se pueden acercar personalmente a Avenida 147 y calle 160 al 8000 en Itaembé Miní.
“Todo es bienvenido para que nos ayuden a dar un mínimo alimento a quienes están en una mala situación”, pidió.
“A-Rock-Con-Leche” para juntar una tonelada de insumos
El proyecto A-Rock-Con-Leche es una iniciativa de un grupo de músicos del ambiente del Rock junto con el Padre Gervacio, que tiene como objetivo realizar actividades solidarias para ayudar a los merenderos de la parroquia Jesús Misericordioso. El proyecto plantea la realización de dos mini recitales, uno en el barrio Sol de Misiones y otro en el barrio Belén, en los meses de junio y julio. El fin de estos mini recitales es múltiple.
Por un lado se busca llevar la música en vivo al corazón de los barrios a fin de brindar un espacio de recreación para las familias. Por otro lado se pretende compartir una merienda con las personas que se acerquen y por otra finalidad es publicitar la gran jornada solidaria que se realizará en el predio de la parroquia Jesús Misericordioso en el mes de agosto, “donde tendremos el objetivo de juntar una tonelada de leche para los 8 merenderos de la parroquia que semanalmente asisten a más de 500 niños”, dijo entusiasta el carismático sacerdote.