Ana Zabaloy era maestra rural, psicopedagoga y una luchadora contra las fumigaciones con agrotóxico. La docente murió el sábado de cáncer.
Ana ya había sufrido trastornos a causa de las fumigaciones, dados por su continua cercanía con el veneno que firmas locales y multinacionales rociaban en sus zonas de producción. Entre las enfermedades diagnosticadas, se encuentra la parestesia facial y un severo problema de insuficiencia respiratoria.
“Me pasó de llegar con cosas cargadas a las clases y encontrarme con máquinas fumigando, sin poder detenerlas. Aspiré lo que se estaba fumigando, volví con la cara paralizada y después de ese acontecimiento los chicos y sus familias empezaron a hablar de cómo fumigan en sus casas”, dijo Zabaloy en un documental que contaba lo que le sucedía a diario al estar en contacto con esos productos.
“He visto llegar alumnos gorditos, rozagantes y después de cuatro años ver cómo se les iba deteriorando la salud”, explicó Zabaloy en relación al daño que provocan los tóxicos de los que se abusa en el agro.
Hace no mucho tiempo, Zabaloy publicó una carta abierta en la que pidió a las autoridades políticas y a las empresas fumigadoras que paren de matar a la gente. “Paren de matarnos. Paren de fumigarnos”, finalizó entonces su texto.
Uno de los que dio a conocer la noticia fue el senador de Proyecto Sur, Fernando ‘Pino’ Solanas, comprometido con la causa.