La última aparición del suizo en tierra batida se remonta al 12 de mayo de 2016, cuando cayó en Roma en octavos de final ante el austríaco Dominic Thiem (7-6 (7/2), 6-4), hoy número cinco del mundo. Una semana más tarde renunciaba a Roland Garros por problemas en la espalda.
Las dos temporadas siguientes decidió no competir sobre esa superficie, pero en 2019, tras su eliminación en octavos de final del Open de Australia a finales de enero, Federer anunció que este año jugará sobre tierra batida.
“Estoy en una fase en la que pienso que debo hacer lo que me gusta y he decidido no hacer un mega break, no tengo la sensación de que sea necesario”, justificó entonces el ahora N.4 del mundo.
“Disfruto de este desafío. Si no tuviera ganas, no iría”, insistía dos meses después en Miami tras ganar su 101º trofeo de su carrera.
“Suficientemente fuerte”
Esto no significa que esté anunciando su adiós: “No, esto no quiere decir que sea mi última temporada en tierra batida o que esté jugando una última vez antes de acabar mi carrera. No es así como pienso”, dijo desde Dubai.
“Simplemente tenía ganas de volver a jugar sobre polvo de ladrillo. Me siento lo suficientemente fuerte de nuevo para encajar los cambios de superficie. Los otros años, fue diferente, sentía que estaría bien seguir en superficies más rápidas”, aseguró.
Pero Federer, a tres meses de sus 38 años y diez años después de su único Roland Garros, no esconde que afronta este desafío en tierra batida como una incógnita.
“No abordo la temporada en tierra batida muy confiado”, decía a finales de marzo Federer, que en los últimos años ha limitado su juego en esa superficie.
“En cuanto a confianza se refiere es una tierra de nadie, tengo que recuperarla completamente, parto de cero”, dijo.
Madrid, donde triunfó dos veces en 2009 y 2012 en tierra batida, es la única escala anunciada de Federer antes de Roland Garros, donde se reencontrará con otros rivales que también están en Madrid como Rafa Nadal o Novak Djokovic.
Nadal, a despejar dudas
El español, campeón cinco veces en Madrid, llega a este torneo sin haber todavía ganado nada esta temporada, siendo la final del Abierto de Australia su mejor papel hasta ahora.
Tras caer en semifinales en Barcelona y Montecarlo, que marcan el comienzo de temporada en polvo de ladrillo, Nadal llega a su torneo con la misión de despejar dudas a tres semanas de Roland Garros.
“He podido jugar dos semanas seguidas en Montecarlo y Barcelona y las cosas van por buen camino. Hay que aceptar las cosas como vienen, pero ahora llevo un tiempo trabajando bien”, dijo Nadal en un acto promocional el viernes.
Junto a Federer y Nadal, el actual número uno del mundo, Novak Djokovic, buscará su tercer trofeo madrileño, tras los que ganó en 2011 y 2016.
El serbio llega a la capital española con el Abierto de Australia como única victoria en lo que va de temporada y tras caer en cuartos de final en Montecarlo, donde jugó sus primeros partidos en tierra batida.
Además de ver a los primeros del mundo competir, el Masters de Madrid contará con el aliciente emotivo: la despedida del español David Ferrer, que colgará la raqueta tras su participación en el torneo.
“Lo elegí (para acabar) porque es un Masters 1000, vienen los mejores, tengo la oportunidad de acabar mi carrera con las personas que me han seguido desde siempre y es en casa”, dijo Ferrer, quien no dudó en afirmar que “Roger Federer no estaría mal” como rival para despedirse.
Fuente: Agencia de Noticias AFP/NA