Rolando Agustín Goiburú Benítez (1958) asumió a mediados de abril como nuevo Cónsul de Paraguay en Posadas, cargo para el que fue designado el pasado 1 de febrero por el presidente Mario Abdo Benítez.
Con “sentimientos encontrados”, por la convicción de que en las mismas oficinas en las que hoy atiende a sus compatriotas se planificó el secuestro y muerte de su propio padre, Agustín Goiburú, en 1977, en el marco del “Plan Cóndor” cuando tanto Argentina como Paraguay estaban bajo sendas dictaduras, califica su nombramiento -más allá de sus casi 25 años de trabajo dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores de su país- como “una especie de reivindicación, por el hecho de que de chico estuvimos muchos años viviendo acá en Posadas con mis padres, en el exilio”.
Tal vez por ello, “estamos enfocando el trabajo para darle un carácter y una visión diferente al Consulado”, no sólo en su relación con la comunidad de ambas orillas sino también en el plano estético, ya que anticipó que busca “renovar todas las oficinas para darle una imagen diferente” a la casona de la calle San Lorenzo casi Sarmiento.
“Ustedes saben que la tarea de los consulados es dar servicios y satisfacción a todos los pedidos y las necesidades de los connacionales. En ese sentido, estamos elaborando una agenda muy importante de documentación tanto nacional como migratoria para aquellos connacionales que ya llevan muchos años en Argentina y vamos a tratar de ser el nexo adecuado con las autoridades migratorias argentinas para ir solucionando esos problemas”, sintetizó a PRIMERA EDICIÓN, asegurando que la docena de empleados (entre planta y contratados) con los que cuenta hoy el Consulado es “suficiente”, si bien “se ha encarado un plan de redistribución de tareas”.
Otro de los objetivos de su gestión es jerarquizar formalmente el Consulado: “De acuerdo a ciertas promesas verbales del Estado al que represento, estamos tratando de convertirlo en Consulado General, en reciprocidad con ustedes, ya que el Consulado de Argentina en Encarnación ya tiene ese rango”, apuntó.
¿Las cuestiones de documentación son el principal problema con el que se acerca la gente?
Así es. Amén de otros problemas coyunturales, el principal problema es de documentación, de personas que viven desde hace muchos años en Posadas y que están en cierta medida indocumentadas también en nuestro país, porque tienen sus documentaciones vencidas tanto allá como acá.
¿Cuáles serán sus lineamientos centrales de gestión?
Somos muchos los paraguayos que vivimos en la Argentina, una Argentina que siempre se ha caracterizado por ser un pueblo solidario y afectivo con nosotros, de hecho que nos une una historia muy en común, algo de lo que tampoco podemos desligarnos: somos vecinos y como tales tenemos que crear continuamente lazos de amistad. Yo creo que hay que derribar definitivamente los muros que nos dividen como países para ser realmente hermanos.
¿Esos muros serían a nivel institucional o los ve también a nivel social?
En cierta medida hay de todo. Tenemos ciertos muros para la facilitación de los requerimientos de los nacionales, estoy hablando de los nacionales paraguayos en Argentina y de los nacionales argentinos en Paraguay. El objetivo final tiene que ser derribar esas murallas para solucionar problemas tan comunes. En definitiva lo que nos separa acá en Posadas es un río, un límite físico nada más, entonces tenemos que crear más puentes, no de amistad sino de hermandad.
¿Y cómo piensa crearlos?
Apuntando fundamentalmente al intercambio comercial, por la profunda relación económica entre Encarnación y Posadas, que es lo que al fin y al cabo le da vida a nuestra frontera, y al intercambio cultural: creo que el movimiento turístico favorecería a las dos márgenes por la historia común que nos une, los orígenes, las ruinas jesuíticas. Somos originarios de una identidad que tenemos que explotar y enriquecer.
Y hablando de puentes, ¿recibió ya reclamos sobre demoras o maltratos en el San Roque González de Santa Cruz?
Reclamos siempre se presentan y es fundamental que el cruce sea realmente fácil para nuestros connacionales. Las quejas son especialmente por las demoras en los controles, no recibí todavía ningún tipo de denuncia respecto al personal de ninguna autoridad, pero estamos atentos porque el trato humano y los derechos son importantes.
Media infancia en Misiones
Rolando Goiburú arrastra un pasado doloroso y trágico. Con apenas once años, en 1969, fue secuestrado en mitad del río Paraná junto a su padre, quien ocho años después volvería a ser capturado y finalmente asesinado.
El exilio de su familia comenzó mucho antes, al punto de que desde muy pequeño ya vivió en Misiones, primero en Santa Ana y Candelaria antes de afincarse en Posadas y hacer la primaria y parte de la secundaria en la Escuela Normal. Luego la familia se mudó a Paraná (Entre Ríos).
En comparación con aquellos años, el Cónsul destacó que Posadas “ha crecido enormemente, es una ciudad preciosa en todo sentido. Cuando nosotros vinimos todavía no estaba toda la parte de la costanera ni un nexo tan importante como es el puente San Roque González de Santa Cruz, que es un avance increíble”.