¿Qué lugar ocupa el rugby en tu vida?
Qué buena pregunta. Es una pasión tan inmensa que ya lleva más de 42 años. Creo que hoy te puedo decir que está mi familia, mi trabajo y el rugby, porque ahí están mis amigos
¿Dónde y cuándo agarraste por primera vez una ovalada?
Tuve la suerte de conformar la primera división inferior de nuestro club, con gente realmente maravillosa con la que hoy sigo teniendo una fuerte amistad. Amigos como Ulises Duarte, Guillermo Guzmán, José María Rodríguez, Juan Carlos Spachuk, los hermanos Martín y Seba Palou, Martín que hizo un carrerón (N. de la R.: fue Puma), Marcelo Martiarena, Marcelo Gonseski, gente muy buena, de muy buena madera. Me acuerdo de varios de ellos, éramos alrededor de catorce, pero con los que te nombré todavía mantengo una estrecha amistad. Mi hermano Luis me llevó al club, yo jugaba al básquet y al fútbol.
Fue esa camada de Centro que se acostumbró a ganar durante varios años…
Sí, muchos de ellos sí. Creo que eso se trabajó mucho en las divisiones juveniles, donde estaba trabajando Puma Mosconi. Creo que fue el gran salto que le dimos a lo que ya se había establecido con nuestra primera división, donde estaban Pollo Logegaray y Cartucho Martín. Ellos apuntalaron el crecimiento de muchos, sobre todo a nivel forward, sumándoles algunos tres cuartos. Pero la camada que subió y surgió después y se mantuvo por varios años fueron los forwards.
Jugaste de apertura, pero aparte de tus condiciones técnicas, eras la voz de mando dentro de la cancha…
Creo que eso pasa por una cuestión de que el 10 siempre tiene el liderazgo del juego. Entonces, de una u otra manera hace que te vuelvas líder. Que tu palabra tenga que valer porque tomás decisiones, la mayoría de las veces acertadas, otras quizás con algún error, que después la trabajás, pero la tenés que tomar. Pero que el 10 tiene la responsabilidad de ser líder, eso seguro.
Esa capacidad que tenías para leer el juego te habrá ayudado muchísimo a la hora de ser entrenador?
Sí, seguro. Pero una de las cosas que hoy pregono es algo que me tocó vivir como jugador y hoy le doy gracias a todos los que tuvieron que ver y que es el no adelantarse a los tiempos. Cuando digo esto me refiero a no quemar etapas, no adelantarse a querer jugar lo antes posible en un plantel superior. Tuve la dicha que a los 15 años participé por primera vez en un partido de mi club en primera división y eso también me marcó que las etapas hay que vivirlas de a poco, no saltarlas, porque por ahí pueden ser muy peligrosas a la hora de lesiones y a la hora de creerse que uno se las sabe todas.
¿Es complicado ser entrenador en un ambiente como el nuestro?
Creo que cuando uno deja de jugar tiene que transformarse, primeramente, en rugbier. Cuando entendamos eso, podemos ocupar diferentes puestos como el de entrenador, mánager, hoy es muy importante una mánager en un equipo, ayudantes que estén determinados en una función para dar confiabilidad y mayor sustento a todo lo que haga el head-coach, dirigente o cualquier puesto, Pero de la raya para afuera, primero tenés que ser rugbier para entenderlo y después podés ocupar cualquier puesto.
Yo creo que tuve mucha suerte como entrenador. Primero me tocó estar con todas las divisiones del club, plantel superior fue lo último que hice. Y a nivel Selección, después de ser por varios años jugador de XV y de seven me tocó entrenar juveniles, selección mayor y selección de seven. Así que fue algo muy lindo lo que viví como entrenador.
Y dentro de esa faceta, muchos consideran que tenés una forma especial de llegar al jugador…
Creo que es fundamental la motivación, me parece que en la vida uno tiene que estar motivado siempre. Hay veces que a la motivación la perdemos porque quizás no nos llegan con las palabras, no nos llegan con los mensajes o con lo que nos quieren mostrar o dar. Sobre todo en este rugby amateur que vivimos nosotros la parte humana es fundamental y lo humano con la motivación van de la mano. Entonces, la motivación está por encima de muchas cosas.
¿Habrás trabajado un montón el año pasado con lo que les tocó vivir en el Regional?
Sí. Yo creo que la experiencia del 2018 fue dura y por eso felicito a ese grupo de jugadores que estuvo y batalló. La parte humana fue fundamental para poder levantarlos y seguir adelante en momentos muy duros.
Y ahora, ¿qué se viene?
Este año, por cuestiones laborales, estoy un poco alejado de toda la parte deportiva, al menos por este primer semestre. Uno extraña, pero hoy el tiempo del entrenador es realmente muy valioso, que no sólo pasa por las horas del entrenamiento semanal, sino que pasa por la planificación, la preparación de los partidos. La verdad que asumir el compromiso de estar al frente de un grupo requiere de tiempo. Hoy soy un hincha, un rugbier que apoya todo lo que se haga, que valora a los que están trabajando. Pero seguramente que a corto o mediano plazo me va a ganar la pasión por este deporte que tanto quiero y seguramente voy a estar haciendo algo.
Le diste mucho al rugby por varios años… ¿Qué te dio el rugby a vos?
Soy un agradecido a este deporte que me puso en el camino a los grandes amigos que tengo. Gente que quiero mucho de mi club, gente a la que quiero y respeto mucho de otros clubes de acá. Y sobre todas las cosas, decirle a aquellos que hoy están empezando, o a un padre que no sabe qué deporte hacerle practicar a su hijo, que lo traiga al rugby. El rugby es el único deporte que enseña a caerse y levantarse y eso es la vida misma. Me parece que en cualquier club de los que tenemos, tanto en Posadas como en la provincia, van a encontrar un lugar donde sus hijos van a tener mucha enseñanza en cuanto a valores y principios. No duden, el rugby es una pasión.