Una vez la muerte a golpes de la beba de once meses en Oberá se conoció este sábado, con la misma intensidad transcurrieron las opiniones y acusaciones de todo tipo, tanto en la Capital del Monte como en el resto de la provincia. La mayoría, plasmadas en redes sociales, exigieron rápidas y drásticas condenas.
Sin embargo, en la tormenta desatada de propuestas violentas, el juez Correccional y de Menores 2 de Posadas, César Raúl Jiménez, apostó a primero analizar la situación y no recurrir a extremos regresivos.
Cuando nos enfrentamos a casos de crímenes graves con participación de pibes o adolescentes, debemos tener en cuenta si surgen de sectores empobrecidos de la sociedad porque allí la violencia influye de manera importante y de los padres que crecen de esta manera, surgirá el disgusto en sus hijos”, sostuvo el magistrado.
“Es una enfermedad infecto-contagiosa, los síntomas se transmiten irremediablemente ante la ausencia de políticas públicas serias al respecto. Sin contención educativa la situación se agrava”.
En diálogo con este Diario, Jiménez remarcó que “los pibes no se despiertan una mañana y salen a matar o robar. Las carencias del Estado los llevan a un lugar de marginación del que no pueden salir porque ya perdieron hasta el continente afectivo. Ya no sienten la necesidad de querer al otro”.
“Pero el problema empeora si se sostiene como solución una sociedad punitiva y represiva. Si se pide una salida violenta y que se resuelva con más cárcel no vamos a ningún lugar seguro. Ya tuvimos a los ingenieros Blumberg que aplauden la alternativa de represión y encierro. Esa, claramente no es la solución”.
Insistió en que “hay que trabajar en sectores clave como el sistema educativo, estos pibes tienen que estar en la escuela y el Estado no puede ofrecer mayor violencia y cárceles como paliativo porque no va a lograr nada positivo”.