Un día donde no hubo lugar para grietas, pañuelos verdes o celestes fue la jornada del #8M, la cual unió a los sanvicentinos en el mismo pedido de Justicia.
Todavía conmovida por el asesinato de Fiorella, la comunidad se expresó de distintas maneras pero con el mismo objetivo y sin importar la intensa lluvia.
Puntualmente a las 18, tal como se había previsto en la convocatoria del pasado martes, se marchó por las calles céntricas del pueblo contra la violencia sexual, los femicidios y por la aparición con vida de Candela, quien está desaparecida hace un año, sin que se sepa nada sobre su paradero.
Con la bandera de #NiUnaMenos, el papá de Candela y la mamá de Fiorela, juntos en una imagen de pleno dolor, fueron secundados en una caminata de silencio por otras 300 personas con paraguas en mano, carteles y remeras con la cara de las víctimas.
La columna de caminantes se detuvo en varias oportunidades para elevar sus reclamos, primero frente a la Casa de Cultura de la Municipalidad y también en la Comisaría de la Mujer, donde según la mamá de Fiorela, no les quisieron tomar la denuncia cuando ella y su hija se acercaron a denunciar al acusado de su femicidio.
“A lo mejor si le tomaban la denuncia y lo detenían, mi hija hoy estaba conmigo”, fueron algunas de acusaciones hechas por la madre de la joven asesinada.
Presente en el lugar, la mamá de Taty Piñeiro, quien se acercó desde Puerto Esperanza, también expresó algunas palabras de acompañamiento y solidaridad.
Otras de las presentes también hicieron uso de la palabra en ambas oportunidades para pedir “más seguridad en las calles, iluminación y presencia policial para aquellas jóvenes que estudian por la noche y corren peligro”.