Detrás de un pequeño recuerdo hay todo un trabajo creativo que salen de las manos y del corazón de una persona, muchas veces representa incluso un oficio, un emprendimiento, el sostén de una familia. No pasemos por alto, entendamos lo que representa y porque es tan importante invertir en algo artesanal.
EL vocablo francés souvenir forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). Se trata de aquello que se adquiere en un sitio a modo de recuerdo, como un testimonio de que dicho lugar fue visitado.
Podría decirse que el objetivo de un souvenir es la asociación de una vivencia con el objeto.
Los souvenirs también pueden servir como regalo: si una persona, en el medio de un viaje, compra un souvenir y a su regreso se lo entrega a un ser querido, le estará demostrando que pensó en él incluso durante sus vacaciones o recorridos.
Debido a que los souvenirs resultan muy populares, su venta representa una fuente de ingresos importante para las ciudades turísticas.
En este sentido es necesario distinguir entre los productos industriales y los artesanales, ya que presentan varias diferencias, que pueden interesar a los distintos tipos de consumidores. Por un lado, los souvenirs hechos a mano siempre poseen un cierto grado de autenticidad imposible de alcanzar por medio de un proceso industrial, aunque no se trate de modelos exclusivos.
Los artesanos no se limitan a repetir el proceso de creación de forma fría y automatizada, sino que imprimen su pasión en cada figura, y eso se puede apreciar a simple vista. Claro que este nivel de dedicación también se traduce en el precio final de los artículos, algo que para muchos no se justifica, especialmente si desean adquirirlos en grandes cantidades para repartirlos entre sus seres queridos al regreso de un viaje.
Sin embargo, los amantes del arte prefieren invertir un poco más de dinero para tener en sus manos algo único, que haya sido producido por otro ser humano.
El souvenir también se utiliza muy frecuentemente en las fiestas de cumpleaños u otras celebraciones, como un pequeño obsequio que se entrega a los invitados antes de que se retiren. Los objetivos en este caso son agradecerles por su presencia y darles uno o más objetos que puedan conservar para recordar la reunión en el futuro.
Colabora
Claudia Olefnik.
Artista plástica.
Responsable
del Taller Monarcas.
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