Es la fecha para visibilizar la violencia de todo tipo contra las mujeres.
Esa jornada, de paro y movilización, con sus matices y luchas históricas, es el fruto de un mes de organización y cientos de horas de discusión y debate •
Las mujeres son puntuales. A las 4 de la tarde, incluso minutos antes, la mayoría ya se dio cita en la Biblioteca Popular Posadas.
A pocos días del #8M, Día de la Mujer Trabajadora, continúan las búsquedas de consensos para mostrarse unidas en las calles.
El objetivo: visibilizar la violencia de todo tipo contra las mujeres. Nuevamente este año esa unión cobra forma de paro nacional de mujeres y movilización.
Porque de eso se trata, dice la magíster Elena Maidana, una de las puntuales a la cita: “No es un día para recibir flores o chocolates y ser felicitadas. Es una jornada de lucha”.
Con esa bandera tuvo lugar el primer paro internacional de mujeres aquel el 8 de marzo de 2017. Y aunque desde entonces a este tiempo los frentes comunes se fueron consensuando (contra femicidios, alto a la trata, luchas de igualdad de género, leyes IVE e ILE, además de otros), el arrastre para esta fecha sigue siendo la reivindicación del rol productivo, social y político de la mujer: “Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”.
Lo que se refleja en las calles son los consensos que nacieron de horas de discusión, de matices y miradas aportadas por ellas.
En la reunión de la Biblioteca Popular hay mate, pañuelos verdes, lilas y naranjas. Pintura artística, cámaras y, sobre todo, sororidad. Todas son escuchadas con respeto. Todas tienen algo para decir, sumar y proponer.
Las marchas por los derechos de las mujeres son eso: la manifestación de todo un movimiento y de un proceso que es cotidiano, que está hecho de muchos lazos y de mucho afecto.
Es interesante tener en cuenta que se sesiona en asamblea cara a cara, con el contacto físico, con el abrazo y la mirada, pero no son menos importantes las asambleas virtuales, las que se producen a través de redes sociales, especialmente vía whatsapp.
En las reuniones de los miércoles, ellas sesionan en ronda. Con una secretaria de actas y lista para tomar la palabra, la antepenúltima asamblea frente a frente demora un poco en empezar. Hay que grabar con las chicas que vinieron el spot televisivo y radial, tomar fotografías, hablar con la prensa y hacer la comunicación.
Algunas con timidez, porque están en la biblioteca por primera vez, participan en las pintadas y la energía; de pronto, comienza a sentirse distinto. Risas, compañerismo. Son hermanas y ahora están juntas, ahora las ven.
Inclusivo
En los movimientos de mujeres, hay una forma de ejercicio político distinto. Nada se impone, se suelen discutir tardes y hasta días enteros si así se puede avanzar hacia los acuerdos, los cuales, a veces, tampoco se consiguen en forma plena. Y cuando no se acuerda, se deja el tema en suspenso…para seguir debatiendo.
“Todes les que participamos -y hay que hablar en lenguaje inclusivo- tienen la misma igualdad en la toma de la palabra”, dice la magíster Maidana. Ella está en la comisión de la estética y la comunicación de la marcha y acepta hablar con los medios para poner conceptos claros a la movilización.
“Se charla, intercambia y discute. Son reuniones conflictivas porque se argumenta, contraargumenta y se exponen posturas distintas, contradictorias y con todo eso hay que construir consenso. Y se logra. Esa es una de las cuestiones más importantes”, exalta la docente “jubilada por ahora”, dice con una sonrisa.
Heterogéneos y democráticos
Febrero es también, de alguna forma, 8 de marzo. De hecho, fue un mes de asambleas y reuniones semanales. Nada queda librado al azar o fuera de planteo. Para ello fue necesario juntarse físicamente una vez a la semana en diferentes lugares.
Como no dependen de ningún partido político, van rotando: en la CTA, la Facultad de Humanidades y la Biblioteca Popular Posadas. Es decir, sitios abiertos y profundamente democráticos.
Esos encuentros siempre son heterogéneos: mujeres, lesbianas, trans y travestis que después de las asambleas van a sus lugares de trabajo y estudio para llevar las novedades del paro. Un paro real y efectivo: después de planificar las intervenciones y autocuidado colectivo en cada agrupación, ellas van sumando las adhesiones de los sindicatos que llaman a sus bases a adherirse, van sumando los pedidos para lograr, ese día, un boleto gratuito para que las mujeres de los barrios pobres no se vean impedidas de llegar hasta el centro.
Las adhesiones al paro recogidas a la fecha son de la Federación Argentina de Trabajadores de Universidades Nacionales, (FATUN), gremio de base de APUNaM, CONADUH, CTA Autónoma y el Sindicato de Teatro Misionero. También fueron presentadas las notas correspondientes al SOEMP, la Unión Judicial de Misiones y al Centro de Empleados de Comercio.
El trabajo de organización es largo, arduo. A las 7 de la tarde algunas han tenido que “desertar” para continuar con sus obligaciones laborales o personales, pero otras siguen pensando, escribiendo, ayudando a cambiar la historia.
Por los derechos
En vísperas de la movilización del #8M, el miércoles 27 de febrero, el mismo día de la asamblea, se supo la noticia que en Tucumán le habían practicado una cesárea a la niña de once años embarazada a causa de una violación.
Sobre ello, Maidana también brindó un análisis: “El movimiento de mujeres entiende que la lucha está tomando esa manifestación violenta. Obligar a parir a una niña agrega nuevas violencias. Si uno se pone a pensar, en esa niña hay una cadena de violencias y no hay modo de mitigar. Estos casos que venimos asistiendo, de niñas violadas obligadas a parir, recrudeció a partir del debate del año pasado y el posicionamiento de los movimientos que para nosotros son antiderechos. Más que nunca, rebalsamos la calle como el lugar exigir nuestro derecho a una vida libre de violencias, contra el ajuste, los despidos, y para que el aborto sea legal, seguro y gratuito”.
“Los casos de violencia contra la mujer, las violencias de género, no son un problema policial sino social y político. Hay que repensar esto, porque es necesaria una batalla cultural y profunda. De ahí la importancia de la ESI: ¿cómo es posible que no se aplique?”, reclamó.
“Exigimos una revisión de las políticas que está implementando el Estado. Tiene que hacerse cargo de llevar adelante políticas favorables a los derechos de las mujeres y de todas las identidades y sexualidades disidentes. Sobre todo las trans, quienes están en situación de vulnerabilidad. Hay oportunismo en la supuesta defensa de los derechos de la mujer, pero a nivel de discurso, porque en la práctica concreta es todo lo contrario”, advirtió Maidana.