Esta semana, en el Vaticano, se desarrollará una cumbre inédita sobre los abusos sexuales a menores en la iglesia y que fue convocada por el papa Francisco.
El líder de la iglesia católica convocó a todos los presidentes de las conferencias episcopales en lo que considera “un desafío urgente para la institución”.
“Los invito a orar por esta reunión, que considero un acto de fuerte responsabilidad pastoral ante un desafío urgente de nuestro tiempo”, explicó el papa frente a la multitud de fieles reunidos en la plaza de San Pedro para la oración del Ángelus dominical.
Con esas palabras el papa latinoamericano reconocía no sólo la gravedad sino su preocupación por un fenómeno que ha minado la credibilidad de la Iglesia en todos los continentes y que ha sido encubierto y negado durante décadas.
Los líderes de las 113 conferencias episcopales del mundo, así como superiores de las congregaciones y grupos de víctimas de curas pederastas, cerca de 200 personas, fueron convocados por el pontífice argentino para la reunión extraordinaria, que tiene como primer objetivo que se tome conciencia del fenómeno por más doloroso y dramático que sea.
“Es el momento de la verdad. Aunque dé miedo y nos humille”, reconoció en una conferencia de prensa el arzobispo maltés Charles Scicluna, autor entre otros del informe sobre el fundador de los Legionarios de Cristo, el fallecido mexicano Marcial Maciel, entre los escándalos más graves por pedofilia que ha vivido la Iglesia.
La cumbre en el Vaticano es la primera de este tipo, se llevará a cabo del 21 al 24 de febrero y quiere ser una respuesta concreta al escándalo de la pedofilia y sobre todo a su encubrimiento.
“El primer paso debe ser reconocer la verdad de lo que ha sucedido”, subrayó el mismo papa argentino en misiva en la que exhortaba a los participantes a prepararse para el evento celebrando reuniones personales con víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero.
En algunas áreas, en particular en países de África y Asia, formas de violencia y de sexualidad con niños siguen siendo un tabú y por ello el encuentro asume también un carácter “educativo”.
“Si uno encuentra a una víctima, escucha sus gritos de ayuda, sus lágrimas, sus heridas psicológicas y físicas, no puede quedarse indiferente”, explica el jesuita alemán Hans Zollner, un psicólogo que ha viajado por el mundo para hablar con religiosos y seminaristas sobre el tema y uno de los organizadores de la cumbre.
Fuente: Agencia de Noticias NA.