Hace años que Sergio March pelea por su derecho de ver y pasar tiempo con su hijo. Se encuentra en una lucha judicial con la mamá del nene de cinco años que, según sus propias palabras, dificulta cada vez más la posibilidad de verlo.
Sergio tiene 48 años, es licenciado en educación musical, nacido en Río de Janeiro, Brasil, y vive en Posadas hace más de 16 años. Este nene es su único hijo. Nació fruto de una relación de tres años con la mujer con quien hoy mantiene una batalla judicial.
A los dos años de la criatura se separaron y ella se llevó al niño a su casa. “Cada vez empezó a poner más dificultades para que lo vea”, aseguró Sergio a PRIMERA EDICIÓN. Él acusa que la madre fue influenciada por las maestras y directoras del jardín al que lleva al nene. “Se metieron en forma muy ofensiva en el tema de la separación”, indicó.
Según señaló Sergio, él siempre mostró su disconformidad con que el niño asista a dicha institución hasta que un día pudieron ponerse de acuerdo con la madre e inscribieron al niño en otro jardín.
“Pero el primer día de clases recibí una orden de restricción de acercamiento y el niño volvió al jardín anterior. Ésto fue en marzo de 2017”, indicó.
De ahí en adelante “se sucedieron las falsas denuncias que luego fueron archivadas por falta de pruebas”, aseguró. También “la madre de mi hijo presentó un informe firmado por una psicóloga que ofreció un diagnóstico sobre mi salud mental. Dijo que presento un cuadro depresivo y soy un riesgo para mi hijo. Pero tal psicóloga jamás me vio en su vida, ni profesional ni socialmente. La denuncié ante el Colegio de Psicólogos de la Provincia y estoy iniciando una demanda por daños morales”.
Sin embargo, Sergio podía ver a su nene “pero cada vez era más difícil porque la mamá no me contestaba los mensajes, sólo eran ofensas. Hasta que llegó un día que fui a buscarlo y fui agredido por ella frente a mi hijo y en la calle”.
Ésto derivó en una denuncia por agresión y “el resultado fue una nueva orden de restricción de acercamiento hacia los dos”. Sergio consideró que si la situación “fuera al revés, yo el varón que golpeo a la mamá frente a la criatura, estaría en la cárcel. Pero ella nunca estuvo detenida”.
Luego de este hecho pasaron casi nueve meses sin que Sergio pueda ver al nene hasta que “mi abogado consiguió que el Juzgado establezca un régimen de contacto provisorio de ridículos dos días por semana, al que la madre sigue oponiéndose y dificultando cada vez que voy a buscar a mi hijo en la hora fijada. Siempre me deja esperando en la puerta”, confío.
March indicó que “hasta el momento la Justicia nada hizo con respecto a las agresiones físicas que ella me proporcionó frente al nene en enero de 2018. Si fuera yo, el hombre agresor, estaría en la cárcel hasta ahora. Lo único rápido que hizo fue fijar la cuota alimentaria que ella pidió. En menos de dos semanas de su pedido, la jueza mandó un agente policial a mi casa a intimarme que deposite dinero en la cuenta”.
Las denuncias de Sergio contra el jardín de infantes
El problema también es con el jardín de infantes al que concurre el niño. Sergio aseguró que su nene “no aprendió a leer o a escribir. Yo veo a criaturas de su misma edad que saben las letras o escribir mamá y papá, o sus nombres, pero él no. Además vino hablando de que hay ‘colores del mal’”.
Afirmó que en “todas las audiencias que tuvimos nunca me fue posible hablar con ella (por la mamá del niño). Dice muchas mentiras siempre auxiliada por la gente de ese jardín”.
Sergio indicó que le ha enviado más de nueve cartas documento a la institución y hasta tiene una denuncia hecha en contra de una maestra por falso testimonio. “Él está en salita de cinco. Estoy luchando en la justicia para sacarlo de ese jardín”.
En medio de esta lucha, Sergio es claro en lo que quiere y necesita. “Mi pedido siempre fue, porque yo no soy ni más ni menos que la madre, que si el mes tiene 30 días yo quiero estar al menos quince días con mi hijo, la mitad del tiempo. Y quiero tener el derecho de elegir la escuela para mi hijo, la mamá no puede tener la única palabra en eso”, señaló.
“Mi mamá cada vez que viene a Posadas, una o dos veces al año, quiere ver a su nieto y ella no se lo permite”, cerró.