Jardín América y El Alcázar, donde hoy su hija continúa sus pasos, lo recuerdan por su servicio a la comunidad con el primer botiquín de farmacia.
La farmacia es historia, arte, literatura, ciencia, es profesión, porque no existe ni existió un farmacéutico sin vocación de servicio. Y fue esta actitud la que tanto Jardín América como este municipio recuerdan de Juan Walko, el primer boticario para ambos pueblos, hace ya varias décadas. Actividad que su hija Graciela, también su sucesora, recuerda con muchísimo orgullo.
Walko llegó a Jardín América en la década del 50 e instaló el primer botiquín de farmacia, actividad a la que llegó siendo muy joven, primero en Eldorado y luego en Posadas, hasta que el intendente jardinense solicita a un entendido en la materia.
La documentación arroja que el 23 de julio de 1957 fue formalmente autorizada la instalación del botiquín de farmacia en la manzana 75 solar 1B, pero Graciela recuerda que fue algunos años antes cuando llegaron a esta ciudad en la que permanecieron veinte años.
“Jardín era hermoso, me crié frente al Timbó, que tenía ese altoparlante donde pasaban desde el programa del cine hasta las últimas músicas, los últimos acontecimientos; íbamos al club Alemán, donde papá hacía bowling, era una linda vida social, muy de salir, los mejores años de niñez los pasé allí”, describió la mayor de los herederos que, al igual que sus hermanos, Juan César y Guillermo León, vive en El Alcázar, donde su padre también tuvo el honor de montar el primer botiquín de farmacia, del que aún hoy ella abre las puertas a diario.
Al punto que, en total, el Botiquín de Farmacia Walko sumó, el pasado 8 de diciembre, 53 años sirviendo a la comunidad.