“El alma humana se revela en el don de hacer y de ser” y en la Capital de la Alegría, en esta época, se refleja en cada rincón a partir del trabajo de grandes artesanos.
Graciela Haupt de Vallerino es la responsable de los talleres y una “guía” para quienes se acercan a colaborar y, por supuesto, a aprender un oficio.
En una charla con Ko’ ape contó que “desde los inicios de la fiesta hasta el día de la fecha hemos reciclado miles de botellas de plástico, las que se convirtieron en pinos, guirnaldas, flores y coronas navideñas”. Desde febrero y en forma ininterrumpida los talleres están trabajando para plasmar toda la decoración que luce la ciudad.
Y añadió que este año asumieron “el desafío de armar toda la decoración para Semana Santa, lo que implicó un trabajo aún mayor. Siempre estamos buscando innovar y reciclar y para ello trabajamos en diferentes técnicas que le dan un sello característico a nuestros trabajos”.
En este contexto, ejemplificó que “los muñecos de tela que hacemos aquí tienen una impronta desde su diseño y realización que los convierten en piezas únicas. Me llena de emoción cuando la gente se acerca y nos felicita por los trabajos, porque detrás de cada uno de ellos hay muchas horas de dedicación y esfuerzo”.
Y este sentimiento se refleja en nuevos diseños, por ejemplo, la gente del taller de la Navidad incorporó nuevas carrozas, más vestuarios para los cuadros coreográficos y nuevos adornos para la ciudad.
Los talleres son una gran fábrica de fantasía, donde muchas personas (carpinteros, electricistas, decoradores, escultores, metalúrgicos, modistas, artistas plásticos entre otros) aprenden un oficio y expresan su talento a través de cada una sus obras.
Cuando uno recorre los abarrotados pasillos del galpón se encuentra con esculturas, coronas, pinos y adornos de diferentes tipos que maravillan los sentidos. Detrás de cada uno está el trabajo de personas que de manera anónima ponen su talento al servicio de esta celebración.
El grupo estable que trabaja en taller durante todo el año, no supera las doce personas, pero a ellos deben sumársele anónimos colaboradores que desde las escuelas, iglesias o grupos de jubilados acercan su colaboración.
Del conjunto inicial que empezó con este taller, todavía siguen Blanca Marcovics, Lidia Aguirre, Mario Borovski y Graciela Haupt.
Blanca todavía recuerda aquellos primeros inicios cuando la fiesta se relanzó en 2011: “Teníamos poquitos elementos y herramientas y todo estaba por hacerse. Dentro del taller pasé por todos los sectores y en la mayoría de los adornos reconozco algo en lo que estuvo mi mano”.
Por su parte Lidia Aguirre, es una especialista en el armado de pinos, flores y coronas, “dentro del taller me dedico a realizar muchas de las flores que luego se usan para el armado de los pinos y coronas.Seleccionar las botellas, lavarlas, clasificarlas, recortarlas y pintarlas son solamente el paso previo para su posterior ensamblado”, reconoció.
Mario Borovski es uno de los integrantes que se incorporó al taller y que pasó por diferentes secciones, “hice de todo. Carpintería, metalúrgica y carrozas son sólo algunas de las áreas en las que trabajé. Si tuviera que decir lo que más destaco de este grupo, es el grado de unión y compromiso que hemos logrado”, confesó.
Yiya Barella es una gran colaboradora del taller. Desde hace casi siete años se acerca en sus tiempos libres. Sus moños ya son un clásico dentro de la decoración de la fiesta. “Me gusta ser parte de esto, siempre me gustaron las manualidades, es por ello cuando puedo vengo a trabajar con este grupo fantástico. Además me gusta saber que mi pequeño aporte suma a embellecer los adornos que luego formarán parte de toda la decoración de la ciudad”, dijo.
Hace tres años César Pergher se sumó a este grupo en el área metalúrgica y destacó que “trabajar en esta fiesta es hermoso, porque sabemos que lo estamos haciendo para celebrar el nacimiento más importante de la historia del mundo. Me gusta formar parte de este grupo humano, porque todos tenemos un mismo sentido de pertenencia y los adornos que hacemos sirven para darle marco visual a una celebración cuyo contenido es único”.
Los talleres también son un espacio para incluir a todos aquellos que deseen participar. Niños, jóvenes, adultos, ancianos y personas con discapacidad trabajan en forma mancomunada. Este año el taller sumó a Maira Tolosa que se dedica a realizar el pegado de la brillantina en cada una de las hojas de muérdago. Cuando uno le pregunta si le gusta lo que hace, ella simplemente responde con una sonrisa y asiente con la cabeza
Otro ejemplo es Ana Ema Laumann, de 85 años, oriunda de Entre Ríos, hace algunos años vive en Alem.
“Cuando llegué a esta ciudad no podía creer lo hermosa que estaba decorada para Navidad. Mi hija me dijo que teníamos que ayudar a la fiesta y entonces me puse a hacer los centros de flores. Hice más 300 centros a partir de tapitas de gaseosas a los que le puse lentejuelas y canutillos. Yo animo a todas las personas a que se sumen a trabajar en esta fiesta que es única y maravillosa”.